Una de las curiosidades del año 2024 es que febrero cambia, añadiendo un día al mes y dejándolo en 29. ¿Por qué cambia y de donde proviene esta modificación en el calendario? Acá te contamos el origen del 29 de febrero.
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El origen del año bisiesto y cómo entender el 29 de febrero
El concepto del año bisiesto, con su característico 29 de febrero, nace de una necesidad astronómica fundamental: alinear el calendario humano con el ciclo orbital de la Tierra alrededor del Sol.
La duración de un año solar no es de exactamente 365 días, sino de aproximadamente 365.242 días. De esa manera, sin la corrección que proporciona el año bisiesto, nuestras estaciones se desviarían gradualmente de las fechas que les hemos asignado en el calendario, explica National Geographic España.
Este ajuste que otorga el 29 de febrero no es una invención moderna. Los antiguos egipcios reconocieron la discrepancia entre el año solar y su calendario de 365 días.
Sin embargo, fue Julio César, en el 46 a.C., quien institucionalizó el año bisiesto en el calendario juliano, asesorado por el astrónomo Sosígenes de Alejandría. Aunque este esfuerzo por sincronizar el calendario con el año solar fue revolucionario, no fue hasta la reforma gregoriana de 1582 que se perfeccionó el sistema que consolidó el 29 de febrero.
Por qué un 29 de febrero cada cuatro años
El calendario gregoriano, adoptado en 1582 bajo el pontificado de Gregorio XIII, refinó el concepto de año bisiesto para corregir acumulaciones minúsculas de desfase que el sistema juliano había ignorado.
Cada cuatro años, añadir un día extra al final de febrero (29 de febrero) compensa las casi seis horas adicionales que toma la Tierra para completar su órbita alrededor del Sol cada año.
Pero el sistema gregoriano introdujo una regla adicional para mantener una precisión aún mayor: un año es bisiesto si es divisible por 4, excepto aquellos que son divisibles por 100, a menos que también sean divisibles por 400.
Impacto del 29 de febrero en la vida y calendario humano
La inclusión del 29 de febrero en el calendario tiene implicaciones más allá de la mera curiosidad.
Afecta a todo, desde la planificación financiera y los contratos anuales hasta el cálculo de la edad legal de las personas nacidas en esta fecha.
Por ejemplo, las personas nacidas el 29 de febrero, en general mueven su fecha de cumpleaños al 28 de febrero o 1 de marzo, y solo cada cuatro años celebran en la fecha que les corresponde.