Probablemente te haya pasado viajando en un tren repleto o caminando, de noche, por un parque.
De repente, y sin saber por qué, algo te hace voltear y ves que alguien te está mirando.
En ese momento puede parecer como una intuición, separada de tus sentidos.
Sin embargo, realmente demuestra que esos sentidos, especialmente el de la vista, pueden funcionar de formas misteriosas.
Intuitivamente, muchos nos imaginaríamos que cuando miras algo, hay señales que van hasta la corteza visual, en la parte posterior del cerebro, para que luego tengas la experiencia consciente de ver, pero la realidad es mucho más extraña.
Una vez que la información deja tus ojos, viaja hasta por lo menos 10 zonas distintas del cerebro.
Y cada una de esas áreas tiene sus propias funciones especializadas.
La corteza visual apoya nuestra visión consciente, procesando los colores y detalles precisos para ayudarnos a producir la viva impresión del mundo que disfrutamos.
"Podemos detectar que hay gente mirándonos dentro de nuestro campo visual -quizás con el rabillo del ojo - incluso si no nos hemos dado cuenta conscientemente".
Sin embargo, otras partes de nuestro cerebro también están procesando diferentes elementos de información y pueden hacerlo, incluso, aunque no estemos percibiendo algo conscientemente.
Visión ciega
Los sobrevivientes de lesiones neurales pueden arrojar luz sobre esos mecanismos.
Cuando un accidente daña la corteza visual de una persona, su visión queda afectada.
Y si se pierde toda la corteza visual, desaparece también toda la visión consciente, dejando al paciente con lo que los neurólogos llaman "ceguera cortical".
Pero en esos casos, a diferencia de cuando se pierden los ojos, las zonas visuales no corticales aún siguen trabajando.
Y la persona puede responder a cosas captadas por los ojos que son procesadas por esas otras áreas del cerebro.
En 1974 un investigador llamado Larry Weiskrantz acuñó el término "visión ciega" para el fenómeno de pacientes que aun pueden responder a estímulos visuales, a pesar de haber perdido toda la visión consciente, tras la destrucción de sus cortezas visuales.
Esos pacientes no pueden leer, ver películas o cualquier otra cosa que requiera el procesamiento de detalles.
Sin embargo, cuando se les pide adivinar donde están localizadas unas luces brillantes que tienen al frente, consiguen hacerlo sin que sea por casualidad.
Aunque no sienten que pueden ver algo, sus "adivinanzas" tienen una precisión sorprendente.
Y es que otras zonas visuales del cerebro pueden detectar la luz y dar información sobre la locación, a pesar de la falta de una corteza visual.
Amígdala centinela
Otros estudios muestran que esos pacientes pueden detectar emociones en los rostros de la gente y movimientos inminentes.
Más recientemente, un estudio con un paciente de "visión ciega" mostró cómo podríamos sentir que alguien nos ve, sin siquiera estar conscientes de estar mirando la cara del observador.
Alan J. Pegna, del Hospital Universitario de Ginebra, Suiza, y su equipo trabajaron con un hombre llamado TD (en los estudios científicos a los pacientes se les cita con sus iniciales para mantener el anonimato).
TD es un doctor que sufrió un derrame cerebral que destruyó su corteza visual y lo dejó con ceguera cortical.
Los casos de esa afección son raros, así que TD participó en una serie de estudios para investigar qué puede hacer exactamente una persona con o sin su corteza visual.
El estudio contempló la observación de fotografías de rostros que tenían sus ojos dirigidos hacia adelante, mirando directamente al observador, o que tenían sus ojos desviados hacia un lado, apartando la vista.
TD hizo esa tarea en un escáner fMRI que midió la actividad cerebral durante el ejercicio, y también intentó adivinar el tipo de rostro que estaba mirando.
Obviamente para cualquiera que tenga una visión normal sería algo trivial, pero hay que recordar que TD no tiene una impresión visual consciente. Él se siente ciego.
Y los resultados del escaneo mostraron que nuestros cerebros pueden ser sensibles a cosas que no estamos en capacidad de apreciar con nuestra percepción consciente.
Una zona llamada la amígdala que, se cree, es responsable del procesamiento de emociones e información sobre rostros, estaba más activa cuando TD observaba las caras que miraban directamente.
Es decir que cuando TD estaba siendo observado, su amígdala respondió, incluso sin él saberlo.
Investigaciones como esa, muestran que ciertas funciones son más simples y, quizás, más fundamentales para la sobrevivencia, ya que existen separadamente de nuestra percepción visual consciente.
Específicamente, ese estudio indica que podemos detectar que hay gente mirándonos dentro de nuestro campo visual -quizás con el rabillo del ojo - incluso si no nos hemos dado cuenta conscientemente.
Así que cuando estés andando por esa calle oscura, te voltees y notes a alguien parado allí, o levantes la vista en un tren para ver a alguien mirándote fijamente, podría ser que tu sistema visual inconsciente está vigilando tu entorno, mientras tu atención consciente está puesta en otra cosa.
Puede que no sea algo sobrenatural, pero muestra ciertamente que el cerebro funciona de maneras misteriosas.
Tom Stafford es el autor del libro electrónico For argument's sake: Evidence that reason can change minds ("Por el bien del argumento: evidencias de qué la razón puede cambiar la mentes").