La madrugada del 5 de noviembre de 1983 hizo evidente un principio fundamental de la física. El problema fue que la lección dejó un saldo trágico, uno de los más terribles en la historia del buceo.
Ese día todo transcurría normalmente en Byford Dolphin, una plataforma marina de exploración petrolera ubicada en el Mar del Norte, entre las costas de Reino Unido y Noruega.
Hacia las 4 de la mañana, dos buzos regresaban a la superficie luego de hacer una inmersión rutinaria, de las cuales se realizaban varias veces al día.
Esas inmersiones las realizaban en una campana de buceo, una recámara rígida que se utiliza para llevar a los buzos a zonas profundas.
Estas campanas soportan grandes presiones a medida que aumenta la profundidad. Al interior el aire se mantiene altamente presurizado.
Al volver a la superficie, antes de salir de la campana, los buzos primero deben atravesar un pasadizo que los lleva a una cámara de descompresión.
La campana, el pasadizo y la cámara de descompresión deben estar cuidadosamente calibradas y selladas para que el paso de una presión a otra sea lo menos brusco posible.
En el túnel los dos buzos se quitaron el equipamiento y entraron a la cámara de descompresión, donde otros dos buzos descansaban en literas. Dos de ellos eran británicos y dos noruegos.
Todo transcurría sin problema, pero en cuestión de segundos ocurrió la tragedia.
Un operario que estaba por fuera de los dispositivos comenzó a abrir la compuerta que conectaba a la campana con el túnel. El problema fue que mientras lo hacía, en el interior aún estaba abierta la escotilla que conectaba al túnel con la recámara de descompresión.
Error fatal.
Al abrir la compuerta al aire exterior se produjo una caída abrupta de la presión.
Al interior de la campana la presión atmosférica era 9 veces mayor que en el exterior.
El resultado fue una descompresión explosiva que mató de inmediato a los cuatro buzos.
Ante la caída de la presión, el aire y los fluidos de sus cuerpos se expandieron bruscamente y sus cuerpos se destrozaron.
El operario que abrió la compuerta fue lanzado con fuerza y más adelante también murió a causa de las heridas.
"Este ha sido el accidente de buceo más serio en la plataforma marítima del Mar del Norte", escribió Kristin Øye Gjerde, investigadora del Museo Noruego del Petróleo, en su libro En el borde, bajo el agua: buceo en alta mar en Noruega.
Error humano
Según narra Øye Gjerde, los reportes policiales y una comisión investigadora concluyeron que la causa de la tragedia fue un "error humano".
Las inspecciones no revelaron ningún daño en las compuertas, así que según los reportes todo indica que lo que ocurrió fue que el operario abrió el mecanismo sin haber esperado la señal de un supervisor que estaba en el cuarto de control.
La comisión, sin embargo, también concluyó que el accidente pudo ser evitado si se hubiera adoptado la tecnología que estaba disponible en el momento.
De hecho, su reporte planteaba la adopción de mecanismos que aseguraran que las escotillas de la cámara de descompresión se cerraran automáticamente ante una caída repentina de la presión.
La tragedia también sirvió para que en adelante se adoptaran más medidas de seguridad en este tipo de operaciones, relacionadas con asegurarse de que las compuertas no se pudieran abrir cuando no corresponde.
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