En su hudía de los yihadistas de Estado Islámico pueden contar innumerables tragedias individuales. Una de las más desagarradoras es la de un niño de apenas un año abandonado en el desierto.
Inválido, paralizado de un costado, nadie sabe cómo se llama ni dónde está su familia.
Los médicos creen que pasó horas a más de 50 grados celsius. Mirando al sol, sus córneas se secaron.