Un equipo de científicos chilenos y del Instituto Smithsonian de Estados Unidos aseguran tener una explicación para uno de los descubrimientos de fósiles más espectaculares de los últimos tiempos, un antiguo cementerio de ballenas de contiene los restos de más de 40 cetáceos.
Los investigadores señalan que los fósiles, preservados en el desierto de Atacama, murieron en una serie de varamientos en masa hace cinco millones de años como resultado de la ingestión de algas tóxicas.
Los restos fueron descubiertos en 2010 durante obras de expansión de la Carretera Panamericana en un sitio conocido como Cerro Ballena, donde se conocía ya la presencia de fósiles de estos mamíferos.
Lo que intrigó especialmente a los científicos fue la forma en que estaban dispuestos los esqueletos, en cuatro capas por separado, lo que sugiere una causa fundamental similar y repetida. La orientación y la condición de los esqueletos indican una muerte en el mar, anterior a un entierro en una marisma, según expertos del Smithsonian.
Los científicos creen que la zona podría contener fósiles de cientos de otros mamíferos marinos.
Los hallazgos de los investigadores fueron publicados en la revista de la Academia de Ciencias Británica, Proceedings of the Royal Society B.
Sin embargo, lo que más intrigó al equipo fue la forma en que estaban acomodados los esqueletos. Estaban preservados en cuatro capas por separado, lo que señala una causa fundamental similar y repetida. La orientación y la condición de los esqueletos indican una muerte en el mar, anterior a un entierro en una marisma.
Efectos de las algas tóxicas
En la actualidad, las toxinas generadas por flores de algas nocivas, como las mareas rojas, son una de las causas predominantes de varamientos en masa repetidos que incluyen una amplia variedad de animales marinos grandes.
“Existen algunos pocos ejemplos modernos convincentes que proporcionan excelentes analogías de los patrones que observamos en Cerro Ballena, en particular, un caso de finales de los años 1980 en el que más de una docena de ballenas jorobadas llegaron a las orillas del Cabo Cod, sin signos de trauma, pero enfermas por la ingesta de caballa cargada de toxinas de las mareas rojas”, dijo Nicholas Pyenson, paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian y autor principal de la investigación. “En el mundo moderno, las flores de algas nocivas pueden atacar a una variedad de mamíferos marinos y peces predadores grandes. Para nosotros, la clave fue su naturaleza repetida en Cerro Ballena: ninguna otra explicación posible en el mundo moderno sería recurrente, excepto por las algas tóxicas, las cuales pueden reaparecer bajo las condiciones adecuadas”.
Las flores de algas nocivas son comunes a lo largo de las costas de los continentes y aumentan con ciertos nutrientes vitales, como el hierro, que se liberan durante la erosión y que son transportados por los ríos hacia el océano. Debido a que los Andes de América del Sur son montañas ricas en hierro, la escorrentía que se produjo a lo largo de la costa oeste de América del Sur durante más de 20 millones de años proporcionó las condiciones ideales para la formación de flores de algas nocivas.
A partir de esta investigación, los científicos concluyen que es muy probable que las toxinas generadas por las flores de algas nocivas envenenaran a muchos vertebrados oceánicos cerca de Cerro Ballena a finales del Mioceno (5 a 11 millones de años atrás) a través de la ingesta de presas contaminadas o la inhalación, lo que les ocasionó una muerte relativamente rápida. Luego, los cuerpos de los animales muertos flotaron hacia la costa, donde las olas los llevaron hacia una marisma. Una vez que quedaron encallados en la marisma, los animales muertos o a punto de morir fueron protegidos de los animales carroñeros marinos y no había animales carroñeros de tierra grandes en América del Sur en ese momento. Posteriormente, la arena enterró los cuerpos de los animales muertos. Debido a que hay cuatro capas en Cerro Ballena, este camino desde el mar hacia la tierra se produjo en cuatro oportunidades diferentes a lo largo de un período de 10,000 a 16,000 años en la misma área.
“Cerro Ballena es el sitio con más fósiles de ballenas individuales y de otros mamíferos extintos en todo el mundo, comparable en importancia a los fósiles de dinosaurios de los pozos de alquitrán La Brea en California”, afirmó Pyenson. “El sitio preserva a los predadores marinos que conocemos actualmente, como las focas y las ballenas grandes. Sin embrago, también preserva mamíferos marinos extintos como los perezosos acuáticos y unas ballenas parecidas a las morsas. De este modo, el sitio es una increíble y única imagen instantánea de un ecosistema marino antiguo a lo largo de la costa de América del Sur”.
Tecnología 3-D en Cerro Ballena
Debido a que el sitio sería cubierto muy pronto por la carretera Panamericana, los cientificos tenían un tiempo muy limitado para trabajar. La tecnología tridimensional brindó la gran solución. Pyenson trajo un equipo de expertos en imágenes tridimensionales del Smithsonian a Chile, quienes trabajaron una semana escaneando el sitio de excavación completo.
Aunque todos los fósiles que se encontraron entre 2010 y 2013 fueron trasladados a museos en las ciudades chilenas de Caldera y Santiago, el Smithsonian archivó los datos digitales del sitio (incluidos escaneos tridimensionales) encerroballena.si.edu. Allí, se puede descargar o interactuar con modelos tridimensionales de los esqueletos de fósiles de ballenas, escanear mapas de Google Earth de las canteras de la excavación, observar una amplia colección de videos y fotos de campo de alta resolución o realizar recorridos de 360 grados en el sitio.
Esta enorme riqueza de fósiles que el equipo examinó representa únicamente una parte de las posibilidades en Cerro Ballena, que continúa sin ser excavado. Los científicos estiman de un modo conservador que toda el área preserva muchos cientos de esqueletos de mamíferos marinos fósiles que esperan ser descubiertos. Los colegas de Pyenson en la Universidad de Chile en Santiago trabajan de manera activa para crear una estación de investigación cerca de los fósiles de Cerro Ballena para que aquellos que fueron recolectados y los que aún están cubiertos por sedimentos puedan ser protegidos para la posteridad.