En la historia de América Latina no hubo un conflicto bélico en el que pelearan tantos hombres, ni uno en el que murieran tantos, como la Guerra de la Triple Alianza.
Argentina, Brasil y Uruguay perdieron a unos 120.000 hombres. Pero la verdadera tragedia la vivió el país que enfrentó a estas tres potencias aliadas hace un siglo y medio: Paraguay, el perdedor de la contienda.
Para ese país no fue solo una derrota militar, fue una masacre que algunos historiadores consideran un genocidio.
Las cerca de 280.000 víctimas paraguayas representaban más de la mitad de la población de ese país.
La vasta mayoría eran hombres, así que Paraguay vio arrasada su población masculina.
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Cuentan los reportes de la época que cuando terminó la "Guerra Grande" -como le dicen los paraguayos- había en ese país cuatro mujeres por cada varón (y en algunas regiones incluso 20 por cada hombre).
Un desastre demográfico que, según muchos historiadores, retrasó gravemente el desarrollo de ese país.
¿Qué pasó?
La peor guerra en la historia de América Latina tuvo su origen en un conflicto interno que surgió en Uruguay y que escaló rápidamente a nivel regional (algunos sostienen que alentado por los intereses comerciales del imperio británico).
Fue en 1864, pocas décadas después de que los países de Sudamérica declararan su independencia de las potencias europeas, y cuando aún se definían las fronteras de las nuevas naciones vecinas.
El detonante que desencadenó todo fue la pelea entre los dos partidos tradicionales de Uruguay: el Partido Nacional (o Blanco), que gobernaba, y el Partido Colorado.
El gobierno de Bernardo Prudencio Berro era el único aliado regional de Paraguay, y le garantizaba una salida al mar (aunque en la práctica, antes de la guerra los paraguayos usaban principalmente el puerto de Buenos Aires para acceder al océano Atlántico).
En cambio los colorados, liderados por el general Venancio Flores, tenían el respaldo de Brasil.
Por ello, cuando Flores, con ayuda de Brasil, encabezó una revolución para derrocar a Berro, el presidente paraguayo, el mariscal Francisco Solano López, decidió salir en defensa del gobierno uruguayo.
Solano López ordenó la captura de un barco mercante brasileño e invadió la provincia brasileña de Mato Grosso, que Paraguay y Brasil se disputaban.
Desde allí, pretendía enviar a sus tropas hacia Uruguay, pero para ello necesitaba atravesar la provincia argentina de Corrientes.
Fue así como entró en el conflicto este último país. El presidente argentino, Bartolomé Mitre, era aliado de los colorados uruguayos, al igual que Brasil.
Por ello se negó al pedido de Solano López de atravesar Corrientes, y cuando este invadió esa provincia, Argentina se sumó a Brasil y al nuevo gobierno uruguayo en contra de Paraguay.
Las víctimas civiles
Parte del motivo por el cual la Guerra de la Triple Alianza o Guerra del Paraguay fue tan sangrienta fue el pacto que hicieron Argentina, Brasil y Uruguay de no dar por terminado el conflicto hasta que se acabara con la vida de Francisco Solano López (cosa que ocurrió recién el 1 de marzo de 1870).
Esto hizo que la guerra continuara, aún cuando Paraguay ya había sido invadida y destrozada, gracias a la enorme disparidad entre el tamaño y el poder de fuego de las fuerzas aliadas y las paraguayas.
Según el historiador paraguayo Fabián Chamorro, lo más "estremecedor" de la guerra fue que la mayoría de las víctimas paraguayas no fueron soldados (que eran unos 90.000), sino población civil, incluyendo a niños, ancianos y mujeres.
Miles de niños y adolescentes también murieron en el frente de batalla, ya que ante el exterminio de sus tropas, Solano López empezó a reclutar a soldados cada vez más jóvenes.
La historiadora alemana Barbara Potthast, que investigó en profundidad lo ocurrido durante la guerra en Paraguay, le dijo a BBC Mundo que estos niños y jóvenes habrían actuado "como una barrera humana para que no avanzara el ejército".
El caso más tristemente célebre fue el de la batalla de Acosta Ñu, el 16 de agosto de 1869, en el que unos 20.000 solados brasileños pelearon contra unos 3.500 menores paraguayos, que murieron casi en su mayoría.
Es en conmemoración de esta batalla que en Paraguay el Día del Niño se celebra el 16 de agosto.
Nuevo mapa
El trasfondo de la guerra, más allá de lo político, fue la disputa territorial.
Antes del conflicto, Paraguay mantenía diferendos territoriales con Brasil y Argentina.
Tras la guerra, perdió gran parte del territorio que reclamaba, que según Chamorro representaba más de 150.000 kilómetros cuadrados (y más del 25% del territorio que Paraguay consideraba como propio).
Brasil se quedó con el territorio que reclamaba en Mato Grosso y Argentina logró anexar las actuales provincias de Formosa y Misiones.
Además, Brasil ocupó Paraguay por seis años y exigió una indemnización de guerra.
"La guerra nos condenó a décadas y décadas de postración económica", le dijo a BBC Mundo el historiador Fabián Chamorro.
"Devastó al país y de alguna manera Paraguay nunca se recuperó del todo de eso. Nunca tuvo un apoyo de parte de los aliados para volver a florecer económicamente, y demográficamente la catástrofe fue gigantesca", señaló.
Una de las consecuencias indirectas de la guerra, según Chamorro, fue que Paraguay "no tuvo la migración a gran escala que tuvieron las vecinas Argentina, Brasil y Uruguay".
"Las consecuencias se siguieron sintiendo por demasiado tiempo y cada tanto eso aflora en el espíritu paraguayo", concluye el historiador.
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