Hace casi dos años, la Brigada del Cibrecrimen de la PDI logró detener a Marcelo Moya Vidal, un estudiante de ingeniería industrial que en su poder tenía más de 50 mil archivos de pornografía infantil, además de pruebas de abuso sexual en contra de una menor perteneciente a su círculo familiar.
Luego de todo este tiempo de investigación, el sujeto que hoy tiene 33 años de edad se convirtió en el pedófilo más peligroso de las redes en Chile, demostrando que los riesgos para sus hijos pueden estar a sólo un click.
La fiscal Mitzi Henríquez, de la Brigada de Delitos Sexuales de menores, corroboró que en total se trataba de "más de 55 mil archivos, entre fotografías y videos, de material pornográfico infantil".
Por su parte, el subcomisario Víctor Riquelme, de la Brigada del Cibercrimen de la PDI, aseguró que "eran archivos muy fuertes de pornografía infantil". El detective participó en la incautación del material ocurrida el 8 de noviembre de 2016 en Ñuñoa.
La investigación comenzó gracias a que los sistemas de seguridad de Interpol en Alemania detectaron una descarga inusual de material pornográfico infantil en el mundo, la cual arrojó como resultado final el domicilio donde residía el sujeto.
El subcomisario Riquelme agrega que "el contenido nos llama la atención porque se asociaba a niños de muy corta edad, los cuales estaban siendo agredidos por adultos. Eran archivos muy fuertes".
En manos del alumno de quinto año de Ingeniería industrial de la Universidad Federico Santa María, se encontraron discos duros, pendrives, DVD, computadores y una cantidad impresionante de pornografía infantil.
Pero este pedófilo, además, producía pornografía infantil. Prueba de ello es el material que demostraba que había actuado y abusado dentro de su círculo familiar íntimo, con una menor de 8 años.
"Él es incapaz en este ámbito de controlar sus impulsos y frenarlos", asegura la fiscal Henríquez. Los estudios científicos la respaldan, ya que según la evidencia actual en el mundo no existe tratamiento.