El Tribunal de Quilpué decretó la tarde de este jueves la prisión preventiva para los cuatro integrantes de la secta "Antares de la luz", por su presunta participación en la muerte de un lactante de dos días de vida, el que habría sido incinerado en noviembre pasado.
En la audiencia, que se extendió por cerca de cinco horas, el tribunal formalizó a la madre del menor fallecido, Natalia Guerra (25) por parricidio, en tanto David Pastene (30), María del Pilar Álvarez (25) y Carla Franchy (34 ) enfrentaron cargos por homicidio calificado.
A todos los imputados se les aplicó la medida cautelar de prisión preventiva durante los ocho meses decretados durante la investigación del caso, por lo que permanecerán recluidos en la Cárcel de Valparaíso.
De igual forma, el tribunal emanó una orden de captura inmediata en contra de Ramón Castillo (35), sindicado como el líder de la secta, así como para otras cuatro personas.
El fiscal del caso, Juan Gatica, sostuvo que a "todas las personas que hoy día han sido formalizadas le cabe algún grado de participación. Cuando se tiene noticia del embarazo de una de las miembros de este grupo, por parte de este líder que está prófugo se tomó la decisión, la que fue aceptada y compartida por el resto de los miembros de la secta, en cuanto a darle muerte una vez que naciera la criatura".
Por su parte el abogado defensor, Claudio Pérez, puntualizó que "se trataba de una comunidad donde había un líder que se decía dios y que manipulaba al resto de las personas que participaban de la misma (…) Entendemos que ellos no estaban en condiciones de voluntad para oponerse a las órdenes que esta persona entregaba, por lo que nos parecía adecuado que se suspendiera el procedimiento mientras no hubiese una declaración de parte de peritos psicólogos, psiquiatras, respecto de la imputabilidad o no de mis defendidos".
Los hechos:
Según pudo indagar la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (Bipe), los miembros de este grupo habrían incinerado un bebé de solo dos días de vida, hecho ocurrido el pasado 23 de noviembre en el sector Los Molinos de la citada localidad.
El irracional acto se cometió porque la agrupación creía que el lactante era el "anticristo", esto en el marco del supuesto fin del mundo pronosticado para el 21 de diciembre de 2012. De hecho, esperaron la fatídica fecha juntos, pero al comprobar que nada ocurría, abandonaron el lugar.
En medio de un supuesto rito de sanación, el líder del grupo, Ramón Castillo -quien se hacía llamar "Antares de la luz" y se consideraba un dios en la Tierra- le pidió el menor a su madre y lo llevó en sus brazos hasta una excavación donde se había instalado una pira.
El resto de los supuestos discípulos prendió fuego a ésta y fue lanzado al fuego.
Según el subprefecto de Investigaciones Miguel Ampuero, presentaron a la guagua desnuda y amordazada para que no gritara, y "la arrojaron viva a la hoguera. Siempre pensaron que iban a salvar el mundo" con este sacrificio.