Que en la cuenca de Santiago habitó el pueblo inca no es novedad. Los libros expresan claramente que la cultura incaica se extendió hasta el valle del Aconcagua. La investigación que se expone a continuación entonces no se trata de afirmar “Santiago fue una ciudad inca”.
La relevancia está en que se derriba la versión oficial del papel de Pedro de Valdivia en nuestra historia.
El descubrimiento de los investigadores Rubén Stehberg y Gonzalo Sotomayor pone nuevamente en discusión una hipótesis que data del año 1976. En esos años, se propuso que nuestro conquistador, a su llegada a la cuenca de Santiago, no se encontró “con un sitio eriazo”, sino que con un complejo sistema de regadío e infraestructura de la cultura incaica.
“Se sabe desde siempre que los incas llegaron hasta el valle del Mapocho, no tiene mucho de novedad. Ya lo sabía Diego de Almagro cuando se encontró con los incas”, señaló en exclusiva para 24horas.cl, Rubén Stehberg.
“Los historiadores han adherido a la idea que cuando se llegó a al sector de Santiago no había nada, que el Alarífe Gamboa trazó las calles y edificó las casas. Esa es la versión oficial. Nuestra investigación tiene suficientes pruebas para dudar de eso”, sentencia.
Esta pareja de arqueólogos hace una afirmación trascendental: Pedro de Valdivia no fundó Santiago sobre la nada, o al menos, alguien ya había hecho gran parte del trabajo: los incas.
Para muchos la sola idea de violar la versión oficial de nuestra historia causó resquemor e incredulidad en el mundo científico y académico. Pero Stehberg asegura que con la documentación y evidencias incluidas en su más reciente investigación “Mapocho Incaico” hay pruebas irrefutables de que Valdivia hizo una ocupación territorial de la cuenca santiaguina por una infraestructura, arquitectura y un sistema hídrico pre-existente.
SANTIAGO "NO ERA UN SITIO ERIAZO"
La investigación tiene dos vertientes reveladoras. En primer lugar, avala con pruebas "principalmente arqueológicas" que Pedro de Valdivia no llegó "a un sitio eriazo" en Santiago, sino que se preocupó solo de hacer una ocupación de edificaciones levantadas alrededor de la Plaza de Armas.
Esto, avalado por en registros de los primeros Cabildos que dan cuenta de la presencia de un "Tambo Grande" -denominación dada a una "kallanka" incaica (edificio público el cual siempre está frente a una plaza)-,en pleno centro de Santiago.
"Mandó al pregonero público de ella Domingo, de color moreno, que llamase a consejo y tañese una campanilla con que se tañe a misa en este pueblo, porque no había otra mayor, para que al sonido de ella, como era costumbre, se juntase todo el pueblo y común en un tambo grande que está junto a la plaza de la ciudad"
La cita anterior corresponde al registro del 10 de junio 1541, "en momentos que se estaba por elegir al Gobernador de Chile" redactado por el Procurador de la ciudad de Santiago, Antonio de Pastrana, en plena sesión de Cabildo.
Un mapa de Santiago en 1552 trazado por Tomás Thayer Ojeda pone en evidencia gráficamente la existencia del "Tambo Grande". Las construcciones marcadas en rojo, corresponden a infraestructura que ya existía en torno a una Plaza Mayor. Según confidencia Stehberg, los españoles no construyeron ningún tipo de edificación hasta, por lo menos, ocho meses después de su llegada a la cuenca.
“Lo que había era una plaza y construcciones asociadas que casualmente estaban en el lugar donde Pedro de Valdivia fundó Santiago”, nos puntualiza Stehberg. La plaza a la que se hace mención es la archi-conocida Plaza de Armas de Santiago. En ella se encontraba un centro cívico con un docena de edificaciones de la cultura Tawantinsuyu. El sector de la plaza era el centro de la ciudadela incaica.
Según explica a 24horas.cl, Rubén Stehberg, Pedro de Valdivia llegó como capitán de guerra a Santiago. En dicho cargo no podía repartir ni indios ni tierras, por lo que llamó a un Cabildo para nombrarse Gobernador. "Ese acto se hizo en el Tambo Grande y ese episodio se dio en dicha plaza", señala el investigador quien también entrega luces de un dato relevante: Se dice que posiblemente ahí se desarrolló el primer cabildo de Santiago.
Sin embargo, “por algún motivo, aquí no se había constatado este hecho, no se había registrado". Según explica, Pedro de Valdivia nunca lo reconoció ni siquiera en las cartas que le enviaba periódicamente al rey de España. “Su cronista, Gerónimo de Vivar, tampoco lo mencionó. Ellos omitieron esta información por un motivo que aún no queda muy claro”, agrega el arqueólogo quien confiesa no comprender la omisión de estos datos en la historia de Chile.
LOS TRES CANALES INCAS: TOBALABA, VITACURA Y GUACHURABA
A juicio de Stehberg y Sotomayor, otra prueba fehaciente respecto a los pormenores de la "Conquista" de Pedro de Valdivia es la existencia de una compleja de red de canales y acequias.
Estos partían desde el río Mapocho, los cuales tenían su bocatoma (lugar donde nace la acequia desde el caudal del río) en el sector de La Dehesa a cuatro o cinco cuadras más abajo donde confluye el estero Arrayán.
“Toda la infraestructura hidráulica no logro dimensionarla aún por lo grande que era”, confiesa el Jefe del Departamento de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural.
Desde ahí salían dos canales que se extendían por más de 40 kilómetros hacia el sur poniente desde la Cordillera: La Acequia de Tobalaba, que regaba la zona de las comunas de Peñalolén, Ñuñoa, La Reina y Macul; la acequia de Vitacura, que cuando llegaba hacia el sector de El Salto. Ahí las aguas caían en cascada y al caer, origen a una nueva acequia que se llamaba Acequia Madre de Guachuraba (Huechuraba), la cual regaba las zonas de Conchalí, Renca y Quilicura.
“En los primeros años, o al menos, primeros meses, no hicieron ninguna casa ni ninguna acequia. ¿Entonces qué acequias estaban ocupando y en qué construcciones habitaban?: Las incaicas”
En la investigación "Mapocho Incaico" publicada esta semana en el boletín del Museo Nacional de Historia Natural son claros y se cita íntegramente textual a continuación:
El conocimiento que tenía (Pedro de) Valdivia de esta capital provincial y de su intención de ir a establecerse en ella, cuando estaba en Perú organizando su jornada a Chile, está más que evidente en la crónica de Vivar. No olvidemos que este cronista estuvo en esos momentos con Valdivia en Perú y, ocho años después lo vino a acompañar a Chile. Según el cronista, Valdivia tenía la intención de “…poblar un pueblo como el Cuzco a las riberas del río nombrado Mapocho y que fuesen allá a darle obediencia” (Vivar 1966[1558]: 28). En esta y otras citas similares, se evidencia que el pueblo existía y era como un Cuzco, es decir como una capital provincial.
Del mismo modo, se aventuran en afirmar que la conformación geográfica de los caudales de las acequias, tendrían relación con orientaciones astronómicas sagradas de la cultura Tawantinsuyu como se puede apreciar en la siguiente gráfica.
El centro urbano, explican en la investigación, estuvo conectado con el resto del territorio inca a través del "Qhapaq Ñan" o el reconocido "Camino del Inca" (o Camino de Chille). Este camino habría llegado directamente desde el norte "hacia la casa de Isabel de Cáceres" según documentación de la época. Dicha casa, revela Ruben Stehberg, se encontraría en la actual esquina de Catedral con Puente, en pleno centro de Santiago y coincide con el centro cívico incaico establecido en plena Plaza de Armas: El Tambogrande.
"CON ESTO NO SE ARMA EL ROMPECABEZAS"
“Cuando yo planteé esto el año 75 hubo algunos colegas que escribieron que ellos pensaban, que en esta parte, tan alejada del Cuzco, la influencia inca había sido muy débil, tenue y difusa. Obviamente que a ellos, les va a caer mal esta publicación porque esto rebate directamente lo que platearon en ese momento”, expresa con total orgullo Ruben Stehberg en entrevista con 24horas.cl.
Para él, la investigación “es muy sólida” y tiene serias dudas que aparezcan datos que rebatan la idea de que la historia de la fundación de Santiago no es la que se cuenta en los colegios.
“La idea de que Pedro de Valdivia creó Santiago de la nada es la que nosotros objetamos. Afirmar eso es muy errado”, señala.
Agrega que esta información debe "llegar a los habitantes de Santiago que somos varios millones. Es una obligación de una persona conocer su historia y la historia aquí era incompleta. Faltaba esta parte”.
Adelanta que esto abre un nuevo universo investigativo y avisó que “Toda la zona de Lampa y Colina no la hemos abarcado y seguramente nos encontraremos con una infinidad de ocupaciones incas. Ahora comenzaremos a trabajar en eso”, adelantó el investigador quien también señaló que abarcarán el Rio Maipo, el cual “ha sido muy descuidado desde el punto de vista histórico”.