Una modificación que podrá a Chile a la altura de países desarrollados y con avanzada tecnología para aumentar la seguridad de los documentos de identidad es lo que se aplicará a partir de septiembre de este año.
Con esta incorporación, nuestro país contará con una nueva cédula de identidad que renueva la utilizada desde 2002, cuando ya comenzaba la modernización del antiguo carné plastificado y para el que era necesario revelar fotos pequeñas y llevarlas al Registro Civil.
Pero esta actualización es una de varias, ya que desde fines del siglo XIX que este documento ha tenido modificaciones y avances.
Inicialmente era la policía la encargada de manejar la identificación de los chilenos a través del uso de dactiloscopia (registro de la huella dactilar) y la fotografía, concentrada principalmente en el ámbito de la criminalidad.
Fue en 1924, junto a la creación del Servicio de Identificación, que se instauró una Libreta de Identidad que incluía el nombre, domicilio, huella y fotografía que debía ser obligatoriamente portada por todos los mayores de 21 años, excepto las mujeres, religiosos enclaustrados y quienes estaban recluidos hospicios y casas psiquiátricas.
Para 1930 las cédulas comenzaron a portar un número otorgado por el Registro de Numeración Civil, a cargo de Carabineros de Chile.
En 1943 se fusionan el Servicio de Registro Civil (creado en 1884) y el Servicio de Identificación, que era el que estaba a cargo de la emisión de las cédulas.
Treinta años después se implementó el Rol Único Nacional (RUN) para que la información estadística sobre cada persona natural o jurídica pudiera ser procesada electrónicamente a partir de un número de identificación, que fue válido y debía ser registrado en otros documentos como la actividad, ejercicio de derechos políticos, obligaciones tributarias, entre otras.
Ya en 1984 comenzó el proceso masivo de cédula computacional, pero es recién en 2002 que se produce uno de los mayores cambios al transformar la cédula de un carné plastificado a una lámina de plástico polimérico e impresión láser, resistente al doblado, a las altas temperaturas, químicos y agua y que dificulta la adulteración sin dañar el documento.
Será a partir de septiembre de este año que el nuevo sistema de identificación para fortalecer la verificación e identidad automática de las personas, cumpliendo con los estándares internacionales de uso y de seguridad, así como de su proceso de producción.