En la noche del 17 de julio de 2007, una enorme bola de fuego consumió un edificio de la aerolínea TAM, en la zona sur de Sao Paulo, y estancó el ya caótico tránsito vehicular de la zona.
Poco tiempo antes, un avión con 181 pasajeros y 6 tripulantes se salió de la pista del aeropuerto de Congonhas, inserto en medio de la ciudad, y chocó contra esa construcción. Ningún pasajero sobrevivió y otras 12 personas externas fallecieron en el que es el peor accidente aéreo de Brasil, que después de una década no ha llevado a ninguna condena judicial.
Según consignó el portal G1, el avión llegó a la mayor ciudad del país desde Porto Alegre, en la región de Rio Grande do Sul, pero no pudo detenerse a tiempo en la pista, que se encontraba resbaladiza por la fuerte lluvia que caía en la capital.
La Policía Federal investigó el hecho hasta 2009 y, después de dos años y medio de indagaciones, no apuntó culpables. Esto llevó a la conclusión de que el siniestro habría sido por error humano de los pilotos del vehículo modelo Airbus A320 porque los comandantes Kleyber Lima y Henrique Stefanini di Sacco manejaron los manubrios de manera equivocada.
No obstante, el procurador Rodrigo de Grandis denunció en 2011 a tres personas - el director de seguridad de vuelo de TAM, Marco Arélio dos Santos, el vicepresidente de operaciones de la empresa, Alberto Fajerman y la directora de la Agencia Nacional de Aviación Civil, Denise Abreu.
Fajerman fue absuelto en 2014, mientras que los otros dos todavía enfrentaron un pedido de condenación a 24 años de prisión por atentado contra la seguridad del transporte aéreo de manera dolosa, que se aplica cuando hay intención de causar el daño. Esto se debió a que, según la denuncia, el director de TAM conocía "las pésimas condiciones en la pista principal del aeropuerto" y no tomó actitudes para que los vuelos fuera redireccionados y que Abreu "actuó con imprudencia" al liberar la pista del aeropuerto.
No obstante, los tres fueron considerados como inocentes por el juez Márcio Assad Guardia.
El siniestro fue, además del peor accidente aéreo de Brasil, el más letal caso de incidentes de este tipo en Latinoamérica. Y según publicó Terra en el período del choque, el plantel del equipo brasileño Gremio, de Porto Alegre, iba a viajar a Sao Paulo a un partido en ese viaje, pero finalmente se escapó de la tragedia al cambiar de vuelo.