Japón conmemora este miércoles el primer aniversario del terremoto de magnitud 7,6 que sufrió la costa occidental del centro del país el pasado Año Nuevo y que dejó más de medio millar de muertos y millares de desplazados.
El fuerte sismo se produjo en la península de Noto, en la prefectura de Ishikawa, a las 16:10 hora local (5:10 GMT) del día de Año Nuevo de 2024, convirtiéndose en el peor desastre natural en golpear el archipiélago japonés desde el que afectó al noreste del país en 2011 y provocó un devastador tsunami que dejo más de 20.000 muertos y desaparecidos y que fue responsable del accidente nuclear de Fukushima.
A un año de la tragedia
El panorama completo del daño humano aún no está claro. Además de las 228 personas que murieron directamente por derrumbes de edificios, 276 fallecidos fueron certificados como muertes relacionadas con la fatiga y el estrés de vivir en los centros de evacuación.
Hasta el día 27 de diciembre, un total de 504 personas han muerto y más de 200 personas han presentado reclamaciones por muertes relacionadas.
El reconocimiento de estas muertes es clave para algunas familias, ya que pueden recibir hasta 5 millones de yenes (30.000 euros o 31.000 dólares) según la ley sobre la provisión de subvenciones de condolencia por desastres.
Según el Gobierno de la prefectura de Ishikawa, de las aproximadamente 276 muertes registradas tras el terremoto, alrededor del 20 % se produjeron tres meses o más después del desastre, y la mayoría de las víctimas tenían 70 años o más.
Otros motivos para muertes posteriores incluyen la "angustia después del terremoto y el miedo a las réplicas", "la interrupción de los servicios básicos como la electricidad y el agua" y "la vida en los centros de evacuación", según la misma fuente.
Tras el terremoto, la región se convirtió en un polvorín sísmico con millares de temblores, según la Agencia Meteorológica Japonesa (JMA).
Miles de desplazados
La salida de la población se ha hecho notable en la península de Noto, que sufrió graves daños en su infraestructura, y cuyas ciudades y pueblos han visto una disminución del 7,8 % en el número de habitantes con respecto a las cifras anteriores al terremoto.
Familias con hijos, especialmente, han decidido abandonar su lugar de origen por temor a las réplicas.
En Wajima, por ejemplo, el número de estudiantes de primaria y secundaria ha disminuido en un 30 % con respecto al año anterior y otras ciudades también están experimentando una tendencia a la baja, según las autoridades locales.
El pasado diciembre, la oficina del Gabinete revisó las pautas para los gobiernos locales con respecto al funcionamiento de los centros de evacuación y solicitó el acopio de camas de cartón y el uso de camiones de cocina para asegurar la calidad de las comidas.
El terremoto dañó significativamente más de 100.000 edificios y destruyó completamente más de 6.000 en toda la prefectura de Ishikawa.
Un año después del sismo, los habitantes de la región encaran las numerosas réplicas, que todavía se producen con frecuencia, y los efectos de las fuertes lluvias que se produjeron en septiembre y que provocaron graves inundaciones y otras 16 muertes.
Unas 200 personas siguen viviendo en refugios de emergencia, mientras que varios millares se encuentran en unidades de alojamiento pensadas como una solución provisional.