Miles de peruanos procedentes de varias regiones del país marcharon este jueves en el centro histórico de la capital para exigir el cierre del Congreso y expresar su rechazo a la oposición al Gobierno de Pedro Castillo en una marcha autodenominada "La toma de Lima".
Ataviados con banderas blanquirrojas, carteles y varios con sombreros típicos de provincias, voces de la costa, sierra y selva de Perú confluyeron en Lima en un grito en favor de la gobernabilidad del país, en medio de su crispada coyuntura política y el recrudecimiento de las tensiones entre el Ejecutivo y el Legislativo.
La protesta, que hasta ahora se ha desarrollado de manera pacífica pese a las advertencias previas de posibles actos violentos, arrancó en la céntrica plaza San Martín y continuó hacia la sede parlamentaria, cuyas inmediaciones estaban cercadas por rejas y un numeroso despliegue policial.
Los vituperios de los manifestantes, sin embargo, no se limitaron a atacar el Legislativo, pues algunos carteles pedían también una nueva constitución o la renuncia de la fiscal de la Nación (general), Patricia Benavides, quien investiga a Castillo por presunta corrupción.
Cabe señalar que "La toma de Lima" fue convocada por varias organizaciones sociales, sindicales y políticas, cinco días después de otra manifestación masiva que tuvo lugar en Lima y otras ciudades del país, donde miles de peruanos salieron a exigir la renuncia o la destitución de Castillo.
La polarización social y las fricciones entre poderes del Estado han sido constantes en Perú desde las elecciones generales del año pasado, pero se agudizaron en las últimas semanas a raíz de la denuncia constitucional que la fiscal Benavides presentó en el Parlamento contra el presidente por presuntamente liderar una supuesta organización criminal.