Los abuelos maternos y dos tíos del niño de dos años que murió en 2023 en el sureste de Francia, fueron puestos en libertad sin cargos esta madrugada tras dos días de detención y varios interrogatorios.
"La detención de mi clienta va a ser retirada", anunció el abogado de la abuela, Julien Pinelli, a los periodistas congregados a la puerta de la sede de la Gendarmería de Marsella, donde estaban detenidos los cuatro familiares.
La puesta en libertad llegó tras largos interrogatorios individuales, por un total de 17 horas en el caso de la abuela, y con los cuatro familiares mantenidos siempre separados para evitar que hablaran entre sí, detalló Pinelli.
"Han sido 48 horas largas y difíciles" para la abuela, añadió el abogado, quien añadió que el anuncio de la puesta en libertad ha supuesto "un inmenso alivio" para su defendida.
Encontraron el cráneo y algunos dientes del niño
El fiscal de Aix-en-Provence tiene previsto ofrecer una conferencia de prensa a mediodía para detallar la marcha de la investigación por homicidio voluntario y ocultación de cadáver.
Los abuelos maternos, un tío y una tía del pequeño Émile Soleil habían sido detenidos en la madrugada del martes en una operación sorpresa de las autoridades en la gran casa familiar de la localidad de La Bouillaidisse.
Esas detenciones tuvieron lugar veinte meses después de que Émile Soleil desapareció el 8 de julio de 2023 de la segunda residencia de sus abuelos en Haut Vernet (sureste), un pequeño pueblo de montaña en las estribaciones de los Alpes.
Las autoridades lanzaron un gran dispositivo de búsqueda sin resultados, en un caso muy mediatizado en el que no había novedades hasta que a finales de marzo de 2024 una excursionista encontró fortuitamente un pequeño cráneo y algunos dientes que correspondían al pequeño.
Este hallazgo dio un vuelco al caso, pues los investigadores creían, en un primer momento, que Émile podría haber caído en algún lugar de la aldea de manera accidental o que se hubiese perdido por los bosques colindantes y fallecido por causas naturales.
Sin embargo, al mismo tiempo, había crecientes dudas acerca de cómo un niño de dos años y medio podía haber recorrido esa distancia, unos dos kilómetros y en una zona de montaña con un importante desnivel.
La investigación dio un nuevo paso cuando, por sorpresa, una quincena de agentes llegó de madrugada al pueblo el pasado día 14 para vaciar de tierra una jardinera situada delante de la iglesia y rociarla con un producto que detecta trazas de sangre. Esa actuación se originó en una carta anónima recibida en febrero por las autoridades.