Los sindicatos protagonizarán protestas en toda España este jueves en un intento de forzar un acuerdo entre el Gobierno y el sector empresarial sobre la reducción de la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales, en un contexto de resistencia de los empresarios, preocupados por el aumento de los costes.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) del presidente Pedro Sánchez pretende convencer a las empresas de que acepten un plan de reducción de la jornada laboral de 40 horas semanales en 2,5 horas que, según ellos, impulsará la productividad.
La Unión Europea debe reducir la brecha de productividad entre sus Estados miembros para seguir el ritmo de sus rivales económicos, Estados Unidos y China, afirmó el expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi en un informe elaborado este mes para la Comisión Europea.
Para asegurarse el respaldo de los empresarios, el Gobierno ofreció una bonificación a la contratación para las pequeñas empresas con menos de 10 empleados con el fin de compensar la reducción de la jornada laboral manteniendo el mismo nivel de servicio, según una fuente implicada en las negociaciones.
Madrid puede aprobar la reducción sin consenso y una alta fuente gubernamental dijo que lo harán antes de que acabe 2024.
La oferta calcula la semana laboral sobre una base anual, por lo que los trabajadores de sectores en los que es difícil adaptar los turnos, como la hostelería, pueden acumular horas que luego pueden compensar en forma de vacaciones.
Los españoles trabajan más horas que la mayoría de los europeos. Según Eurostat, la semana laboral media en España era de 36,4 horas en 2023, frente al promedio de la Unión Europea de 36,1 horas.
La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, afirmó que la reducción de la jornada laboral "aumentará la productividad", un ámbito en el que España ha estado tradicionalmente por detrás de sus homólogos europeos.
Los empresarios temen que la propuesta suponga que los empleados trabajen menos horas por el mismo salario que antes.
No está claro el impacto de medidas similares en otros países.
Francia introdujo en 2000 una semana laboral de 35 horas con la esperanza de crear cientos de miles de puestos de trabajo. Pero los datos muestran un aumento del coste de la mano de obra, lo que hace a los trabajadores franceses más caros en términos relativos y a las empresas menos competitivas.