El risotto es una de las comidas tradicionales de Italia más consumidas y preciadas en el mundo. Para preparar este plato se requieren variedades de arroz provenientes del norte de Italia, que se han visto afectadas por la sequía extrema que enfrenta Europa. Este año, la producción de risotto está en peligro.
Arborio, Baldo, Cararoli, Maratelli o Padano son algunas de las variedades italianas del arroz de grano corto que se utilizan para el risotto. Su textura cremosa, firme y masticable es ideal para preparar este típico plato cuya producción se encuentra en crisis debido a la sequía. Estas variedades se cultivan en el norte de Italia, donde crece el 90% del arroz del país.
Las zonas de Piamonte, Lombardía y Veneto son conocidas por sus extensos arrozales, donde cada año se observan campos llenos de agua en los que florecen panículas de arroz. Esta temporada, el escenario es diferente. Los agricultores se enfrentan a un suelo endurecido por la falta de lluvia, a plantas de arroz amarillentas que no podrán cosecharse.
Según detalla un reportaje de National Geographic, el norte de Italia vive temperaturas extremas, además de la peor sequía en más de siete décadas. El medio destaca que algunos tramos del río Po –el más extenso del país– se han transformado en montículos de arena. Otros ríos renombrados, tales como el Maggiore o el Como, están estancados y secándose.
La crisis es tal que los agricultores estiman que perderán cerca del 30% de su producción anual. Asimismo, la industria del arroz ha perdido un aproximado de tres billones de dólares producto de la sequía extrema.
Las autoridades italianas han decidido tomar acciones para detener –o al menos apaciguar– esta crisis: se ha declarado estado de emergencia en las regiones más afectadas. En la misma línea, anunciaron que entregarán cerca de 40 millones de dólares para los agricultores más afectados.
Asimismo, se está coordinando distribuir el agua de manera estratégica, privilegiando los cultivos de arroz por sobre la producción frutal. Los ricicultores están utilizando nuevas estrategias para hacer crecer el arroz: usan menos agua, y redistribuyen el agua restante a quienes lo necesiten.
"En mis 30 años trabajando con arroz, nunca había visto algo así, tampoco mis padres o abuelos", señaló un ricicultor a National Geographic.
Si bien el cultivo de arroz en el norte de Italia es una costumbre arraigada por siglos, esta sequía ha hecho que los agricultores se cuestionen si la ricicultura es sostenible en esta crisis climática. Algunos ya han decidido cambiar a otros cultivos, como el del trigo, que no necesita inundar los campos para producirse.
Independiente de las soluciones temporales, la crisis climática, la sequía y las olas de calor son un problema multifactorial, cuya solución a corto plazo no se ve próxima.