La Policía de Portugal informó este lunes de que sus contactos y encuentros con los progenitores de Madeleine McCann, menor británica desaparecida en el sur de Portugal en 2007, fueron "solo" para transmitir "el punto de situación procesal".
La Policía Judicial (PJ) portuguesa realizó esta declaración en un escueto comunicado horas después de que la cadena británica BBC anunciara que agentes lusos habían viajado a Londres a principios de año para pedir perdón a Gerry McCann, padre de la niña, después de que los progenitores fueran considerados sospechosos de su desaparición.
"Como también es normal en este tipo de situaciones y corresponde a buenas prácticas, fueron efectuados contactos presenciales con los familiares de la niña desaparecida, transmitiéndose solamente el punto de situación procesal en el marco de la investigación en curso, pendiente de la Fiscalía", precisó la PJ, que no hizo mención directa al anuncio realizado por la BBC.
En el marco de la investigación, añade la nota, "continúan siendo desarrolladas diligencias, buscando la aclaración completa de la situación".
"En estrecha articulación con las Autoridades Alemanas (BKA) e inglesas (Metropolitan Police), se han realizado actos formales de investigación y periciales, en Portugal y en el extranjero, así como se intercambió información y se revisaron declaraciones", aclaró el cuerpo.
La investigación en Portugal del caso Madeleine McCan
Los últimos registros conocidos en territorio luso fueron en mayo, cuando agentes de la policía portuguesa, acompañados de efectivos alemanes y británicos, buscaron nuevas evidencias sobre la desaparición de Madeleine McCann en un embalse del Algarve, en el sur de Portugal, próximo al lugar de su desaparición.
Madeleine desapareció en septiembre de 2007, cuando tenía 3 años de edad, de la habitación en la que dormía en un complejo turístico de Praia da Luz, en el Algarve, mientras los padres -Kate y Gerry McCann- cenaban con unos amigos.
El matrimonio fue considerado sospechoso en la investigación inicial portuguesa encabezada entonces por el detective Gonçalo Amaral, pero esa condición fue levantada al año siguiente.
Amaral llegó a acusar a los padres de haber estado implicados en la desaparición de su hija y escribió un libro sobre ello en 2008 -"Maddie"-, que fue prohibido para la venta por la justicia durante varios meses pero cuya distribución fue autorizada de nuevo meses más tarde.
Tras años de investigación, el caso dio un giro en 2020 y el pedófilo alemán Christian Brueckner, preso en su país por otros delitos, se convirtió en principal sospechoso.