Conocemos su nombre, Dorothy. De su historia personal, poco y nada.
Pero sí sabemos que una fotografía que la retrató en 1944 se convirtió en una pieza esencial para recuperar una historia olvidada: la de cerca de 350 mujeres que construyeron el estratégico Puente de Waterloo, en el centro de Londres, en plena Segunda Guerra Mundial.
El hallazgo en 2015 de las imágenes que retrataban a Dorothy soldando partes del puente, que pasaron años juntando polvo en un archivo del Museo Nacional de Ciencia y Medios, confirmó lo que en esa época no era más que un mito urbano en la capital inglesa.
El material fue encontrado por la historiadora Christine Wall y se convirtió en la prueba fehaciente del rol que jugaron cientos de mujeres en la construcción del puente, en particular, y en la industria de la construcción, en general, durante el periodo de las grandes guerras.
Antes de eso, la idea de que el Puente de Waterloo había sido construido por mujeres se había sostenido mayormente en relatos orales.
Los navegantes del Támesis que pasaban por debajo de sus amplios arcos de hormigón y acero lo llamaban “el puente de las damas" (the ladies' bridge).
Pero no había registros que demostraran que esas mujeres existieron.
No fue hasta el 2005 que las cineastas Karen Livesey y Jo Wiser iniciaron un esfuerzo por recopilar relatos orales de algunas de las miles de mujeres que participaron en la industria de la construcción en esos años, los que quedaron plasmados en el documental The Ladies' Bridge.
"Recuerdo haber visto a las mujeres, eran muchísimas, creo que unos cuantos cientos de ellas", dice en el documental David Church, cuyo padre trabajó en la construcción del puente.
Pero registros materiales de las soldadoras seguían sin aparecer, hasta el descubrimiento de las imágenes de Dorothy.
En su búsqueda por saber si este mito londinense tenía algo de realidad, Wall encontró en un archivo las fotografías que habían sido publicadas por el Daily Herald y se contactó con las realizadoras del documental para contarles la gran noticia.
Hombres al frente, mujeres al puente
El rol de las mujeres en la Primera y la Segunda Guerra Mundial en diversos ámbitos que antes habían estado dominados por hombres está bien documentado.
Mientras ellos eran llamados al frente de combate, ellas asumían labores tan diversas como operarias de las fábricas, productoras de municiones o reparadoras de aviones.
Sin embargo, la participación femenina en la industria de la construcción (que según el documental de Livesey y Wiser llegó a unas 25.000 mujeres en 1941) no tuvo la misma divulgación.
Wall cuenta que cuando llegó a Londres a finales de los años 70 y logró entrar a un curso de construcción, pensaba que ella y su grupo eran pioneras en ese campo.
"Creíamos que eramos las primeras en hacer esto, pero solo 35 años antes hubo miles y miles de mujeres", dice en la pieza audiovisual.
"Pero no había rastros de ellas, no había fotografías, no había nada".
La historia del Puente de Waterloo comenzó mucho antes de que el mundo se fuera a la guerra a nivel global.
La construcción del primer puente se inició en1809. Por esos años, la estructura se conocía como el Puente Strand. No fue hasta después de la Batalla de Waterloo -donde tuvo lugar la derrota de las tropas napoleónicas- que este fue rebautizado, en 1816.
A fines del siglo XIX los cimientos de la estructura habían sido gravemente dañados por las crecidas del río Támesis, lo que lo hacía peligroso al punto de que se levantó una estructura paralela de acero como un reemplazo temporal.
Fue por eso que el Consejo del Condado de Londres decidió demoler el viejo puente y construir uno nuevo.
El diseño del Puente de Waterloo se le encargó al arquitecto Giles Gilbert Scott y las obras se iniciaron en 1937. Por ese entonces, según registros de la Sociedad de Mujeres Ingenieras, 500 hombres fueron llamados a trabajar en la construcción de la estructura.
Pero en 1939, cuando estalla la Segunda Guerra Mundial, cerca de unos 350 de ellos fueron convocados al frente de batalla.
En 1940, cuando la Alemania Nazi de Adolf Hitler bombaredeaba Londres se pensó incluso en suspender las obras. Pero la decisión de mantenerlas se convirtió en un gesto de resistencia por parte de Inglaterra.
Fue así que cientos de mujeres asumieron las labores de soldadura y empalme del puente. En The Ladies' Bridge, Wall explica que algunas de ellas trabajaban extensas horas y -algunas veces- tenían que protegerse de los bombardeos que amenazaban la ciudad.
Como pasó en otras industrias, a esas mujeres les ofrecieron contratos temporales por los que les pagaban mucho menos que a los hombres.
Las razones del olvido
Las razones de por qué esta historia estuvo olvidada por tantos años son variadas.
Wall explica en el documental que por las extensas y agotadoras jornadas de trabajo que asumían, las mujeres no tenían tiempo para documentar su experiencia en diarios personales.
Eso podría haber servido para que -como ha ocurrido con otras mujeres- su participación en el sector laboral durante esos años se inscribiera en la historia mucho antes.
Por otro lado, la constructora que estuvo a cargo de las obras del puente fue liquidada y, según sus ejecutivos, se perdieron muchos de los contratos y archivos en el proceso.
La hija del dueño de esa empresa, Betty Lind, sin embargo, era una de las que recordaba claramente que al llegar la guerra las mujeres apoyaron la labor de la constructora de su padre.
El hecho de que el aporte de las soldadoras tampoco fuera destacado en la narrativa posterior tampoco contribuyó a que quedaran registros de su trabajo.
“Los hombres que construyeron el Puente de Waterloo son afortunados. Ellos saben que aunque sus nombres puedan ser olvidados, su trabajo será un orgullo y utilidad para Londres por muchas generaciones”, dijo Herbert Morrison en la apertura oficial del Puente de Waterloo en diciembre de1945.
Para las mujeres no hubo agradecimientos.
Un reconocimiento tardío
Pese a que el salario no era bueno y que las jornadas de trabajo eran exigentes, las mujeres que asumieron labores en distintas industrias en la Segunda Guerra Mundial estaban orgullosas de su trabajo.
Cuando la guerra terminó, según relata el documental, tanto el gobierno como los hombres que volvían a casa esperaban que las mujeres también retornaran a sus roles previos.
Pero varias se resistieron.
"Odiaba a esos hombres porque realmente amaba mi trabajo", dice una de las entrevistadas en The Ladies' Bridge entre risas.
De lo que no hay duda es que esas mujeres hicieron historia y que la aparición de las fotos de una de ellas permitió que por primera vez su contribución en el Puente de Waterloo fuera reconocida oficialmente.
Tras la divulgación de las imagénes de la construcción del puente, en 2015, el Historic England -organismo encargado de la protección del patrimonio de Inglaterra- catalogó la obra arquitectónica con el grado II de protección, es decir, que merece mayor cuidado a raíz del interés especial que tiene a nivel histórico.
En ese momento, Emily Gee de Historic England dijo a la BBC: "Estos roles (de las mujeres) han sido históricamente pasados por alto, pero a medida que la investigación, comprensión y conciencia los revelan, se pueden iluminar muchas historias fascinantes e inspiradoras".