El puente Golden Gate de Estados Unidos es una de las estructuras artificiales más famosas del mundo. Pero desde su inauguración en 1937, la estructura de 2,7 km de longitud de la ciudad de San Francisco se ha convertido también en un "foco de suicidios".
Esta reputación se está convirtiendo en cosa del pasado gracias a la instalación de redes de seguridad. Varias personas directamente afectadas por el problema, entre ellas un sobreviviente, le dijeron a la BBC que se trata de un "cambio radical".
Con motivo del Día Mundial de Concientización sobre la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, analizamos cómo unas sencillas medidas ayudan a reducir el número de personas que se quitan la vida en grandes estructuras.
"El puente se convertirá en el modelo más potente del mundo para la prevención del suicidio", le dice Kevin Hines a la BBC.
Podemos decir que Hines ha dedicado su segunda vida al puente Golden Gate.
En el año 2000, Hines sobrevivió milagrosamente a la caída de 75 metros en las frías aguas del océano Pacífico tras intentar suicidarse saltando desde la estructura.
En los 85 años transcurridos desde su finalización, más de 1.800 personas se han suicidado de esta forma, según cifras del Distrito de Autopistas y Transportes del Puente Golden Gate.
Tras recuperarse de sus graves heridas, Hines se ha reinventado como activista de prevención del suicidio que recorre EE.UU. y otros países difundiendo un mensaje de esperanza.
Pero este hombre de 43 años también ha sido un firme defensor de una campaña para que se instale un elemento disuasorio en el puente en forma de redes de seguridad.
Comienzo promisorio
Los planes se aprobaron en 2008 y las obras comenzaron diez años después. Pero se retrasaron por una serie de problemas, entre ellos, el aumento de los costos. Estimados inicialmente en US$76 millones, los gastos de las redes han superado los US$200 millones, en gran parte debido a la pandemia de covid-19 y a problemas administrativos
Las redes están en funcionamiento desde el 1 de enero y su impacto ha sido significativo: en los seis primeros meses del año, el distrito de autopistas y transportes del puente Golden Gate sólo registró tres suicidios.
"En un año normal antes de la red, a estas alturas se habrían producido entre 15 y 20 suicidios", señaló en un comunicado Paolo Cosulich-Schwartz, Director de Asuntos Públicos del Distrito de Autopistas y Transportes del Puente Golden Gate.
Antes de las redes, el Golden Gate registraba una media de 30 suicidios confirmados al año, en las dos últimas décadas.
Lo más importante es que los intentos de suicidio también han descendido: las fuerzas del orden y los trabajadores voluntarios que patrullan el puente en busca de posibles suicidas informaron de 56 intervenciones entre enero y julio. En la era anterior a la red, se habrían producido 150 intervenciones en el mismo periodo.
"Es triste que se haya tardado tanto, pero me alegro de que se haga. Estoy deseando ver el resultado positivo que tendremos cuando las redes estén terminadas", afirma Kevin Hines, promotor de la campaña.
Pero la disuasión sigue dependiendo de la rapidez mental de los agentes de la ley y los grupos de voluntarios. Kevin Briggs es un agente jubilado de la Patrulla de Carreteras de California al que se le atribuye el mérito de haber disuadido a unas 200 personas de saltar desde el puente Golden Gate.
Briggs cree que las redes cambiarán la labor de prevención del suicidio.
"Cada año solían saltar al vacío desde el puente más de 20 personas, pero estas cifras se reducirán a cero gracias a las redes".
Cifras sombrías
La combinación de patrullas policiales y la labor de grupos como los Bridgewatch Angels, una red de voluntarios desplegados en el puente en fechas clave como San Valentín y Nochebuena, han evitado un aumento significativo del número de víctimas mortales: sólo en 2021, disuadieron o impidieron que 198 personas saltaran, según las autoridades del puente.
Según las autoridades, 25 personas saltaron, pero sólo se recuperaron 21 cadáveres de las turbulentas aguas.
Se calcula que más del 98% de los saltadores del puente Golden Gate no sobreviven al salto.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima la cifra mundial en más de 720.000 muertes anuales por suicidio; la mayoría de los fallecimientos se producen en países de renta baja y media.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. afirman que unas 49.500 personas se quitaron la vida en ese país en 2022 (el año más reciente para el que se dispone de cifras, 2024).
El suicidio es actualmente la segunda causa de muerte entre los estadounidenses de 25 a 44 años.
Debate sobre las redes
Los partidarios del sistema disuasorio, entre los que se cuentan familiares de personas fallecidas en el puente, señalan que varias estructuras famosas de todo el mundo, como la Torre Eiffel, cuentan con barreras e informan de muchos menos casos de intentos de suicidio y víctimas mortales.
Paul Muller, responsable de Bridge Rail Fund, una ONG con sede en San Francisco fundada para presionar en favor de una mayor protección en el puente Golden Gate, se refiere concretamente al caso que inspiró a su organización: la Terraza Munster de la ciudad suiza de Berna, donde una red de seguridad instalada en 1998 redujo drásticamente el número de suicidios.
"El Golden Gate sigue los mismos conceptos de diseño probados en Berna, por lo que esperamos que las muertes tras la finalización de la barrera sean nulas o casi nulas", le dijo a la BBC en un correo electrónico.
Los detractores de las redes de seguridad creen que sólo conseguirán que la gente busque otros lugares para intentar quitarse la vida.
Un ejemplo citado a menudo es el estudio de un puente en Toronto (Canadá). En un trabajo de 2010, los investigadores descubrieron que una barrera antisuicidios instalada en junio de 2003 provocó un descenso de las muertes de nueve al año a casi cero, pero que aumentaron las muertes similares por suicidio en otros puentes locales.
Sin embargo, un estudio centrado en las personas a las que se disuadió o impidió saltar desde el puente Golden Gate ofreció una perspectiva opuesta: en 1978, Richard Seiden, entonces psiquiatra de la Universidad de California, publicó un estudio que seguía la vida de las personas a las que se había impedido saltar desde el puente entre 1937 y 1971.
"Voces en mi cabeza"
Seiden descubrió que de 515 personas, sólo 25 se quitaron la vida más tarde.
"Esto es lo que ha impulsado a las familias a hacerse oír y compartir públicamente nuestro dolor, para hacerle comprender a la gente que no tiene por qué morir gente", le dice a la BBC Dayna Whitmer, miembro de la junta de la Bridge Rail Foundation, que perdió a su hijo Matthew en el puente Golden Gate.
"No queremos que otra familia sufra lo mismo que nosotros: una pérdida que se queda con nosotros para siempre, y sabemos que las redes marcarán la diferencia".
Según la oficina del forense del condado de Marin, que se ocupa principalmente de las muertes en el Golden Gate, casi el 60% de los saltadores tienen menos de 45 años. La doctora Charlotte Thodellius, criminóloga de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia), investigó la influencia de las barreras físicas en los intentos de suicidio.
Thodellius descubrió que son especialmente eficaces para disuadir a los más jóvenes de intentar quitarse la vida en lugares como puentes, carreteras y estaciones de tren.
"He observado que los jóvenes cometen un tipo de suicidio distinto al de los adultos. Son espontáneos y actúan de forma muy impulsiva. Puede que no quieran morir de verdad y sólo quieran que algo se detenga".
Esta es una situación familiar para Kevin Hines. El 25 de septiembre de 2000, viajó en autobús desde el centro de San Francisco hasta el puente Golden Gate en el punto álgido de su lucha contra el trastorno bipolar, tras oír voces en su cabeza que le "decían que muriera". Durante el viaje, hizo lo que él llama "un pacto consigo mismo".
"Si una persona me hubiera preguntado si estaba bien o algo así, se lo habría contado todo y le habría pedido que me ayudara".
En cambio, la única persona que se acercó a Hines fue una turista que le pidió al entonces joven de 19 años que le hiciera una foto. Hines saltó la barandilla baja poco después. Como los pocos sobrevientes que hablan públicamente, lamentó la decisión de saltar inmediatamente después de iniciar su caída de cuatro segundos hacia el océano Pacífico.
"Las redes me habrían detenido si hubiera saltado, pero también creo que no lo habría intentado si estuvieran colocadas", opina Hines.
"Creo que cuando la gente se dé cuenta de que ya no puede morir saltando desde el puente Golden Gate, cesarán los intentos de suicidio".