El vicepresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, prometió infligir un "castigo" a Ucrania tras el asesinato en Moscú este martes de Igor Kirillov, el general a cargo de las armas nucleares y químicas del país.
"Un castigo seguro aguarda a los nazis banderistas, incluidos los principales líderes militares y políticos de un país en ruinas", declaró Medvédev en un mensaje de condolencias a la familia y amigos de Kirillov, difundido por la agencia oficialista Tass.
El jefe de las Fuerzas de Defensa Nuclear, Biológica y Química (NBQ) de Rusia murió tras explotar un artefacto oculto en un scooter (o patinete) eléctrico cuando salía de un bloque de viviendas a primera hora del martes, según informó el Comité de Investigación ruso.
Ucrania reconoció la autoría del asesinato, según declaró una fuente de seguridad de este país a Reuters y a la agencia de noticias AFP.
Ataque "terrorista", según Rusia
El Comité de Investigación Ruso clasificó el suceso en el sudeste de Moscú -a unos 6,5 kilómetros del Kremlin- como un ataque terrorista, indicó la agencia Tass.
El vicepresidente ruso afirmó en su mensaje que "los intentos de intimidar a nuestra nación, detener la ofensiva rusa o sembrar el miedo están condenados al fracaso".
Medvédev calificó la acción como un "ataque terrorista" que "demuestra la agonía" de Ucrania, país que a su juicio "lucha por justificar su frágil existencia a los ojos de sus patrocinadores occidentales y prolongar las hostilidades letales mientras realiza ataques cobardes contra civiles en ciudades y pueblos".
También describió a Kirillov, que tenía 54 años, como "un líder militar conocido por su inquebrantable devoción a sus deberes", así como "un profesional dedicado y una persona confiable, honesta y responsable".
"Objetivo legítimo" para Ucrania
Para Ucrania, sin embargo, el general ruso era "un objetivo legítimo", al considerarlo "un criminal de guerra que dio órdenes de utilizar armas químicas prohibidas contra el ejército ucraniano", según declaró una fuente de seguridad de Kyiv al Servicio Ucraniano de la BBC.
El servicio secreto ucraniano (SBU) le atribuía el uso masivo de armas químicas vetadas por los tratados internacionales en hasta 4.800 ocasiones.
Reino Unido le había impuesto sanciones, consistentes en la congelación de activos y prohibición de viaje.
Estados Unidos, por su parte, había acusado en mayo a Rusia de usar armas químicas como "método de guerra" en Ucrania, en violación de las leyes internacionales.
El Kremlin siempre ha rechazado estas acusaciones, que considera "infundadas".
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