Un moderno bolso de piel de cocodrilo y pequeños frascos de perfume que aún desprenden un potente aroma son sólo algunos de los objetos recuperados del Titanic, el naufragio más famoso del mundo.
La ubicación exacta del almacén donde se resguardan estos objetos es un secreto bien guardado para prevenir robos. Lo único que podemos decir es que se encuentra en algún lugar en la ciudad de Atlanta, en Georgia, Estados Unidos.
Los estantes están repletos de miles de artículos: desde una bañera y una puerta abollada, hasta cristalería grabada y botones diminutos.
La BBC tuvo la rara oportunidad de explorar las instalaciones de este almacén y descubrir las historias detrás de algunos de estos objetos.
La historia detrás de un bolso
"Es un bolso pequeño realmente hermoso y moderno", dice Tomasina Ray, directora de colecciones de RMS Titanic Inc, la empresa estadounidense que ha recuperado estos artículos.
La compañía tiene los derechos de salvamento del barco y a lo largo de los años ha recuperado 5.500 objetos del lugar del naufragio, que ocurrió entre la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912.
Una selección de esos objetos se exhibe en todo el mundo.
El bolso, fabricado con piel de cocodrilo, ha sobrevivido durante décadas en las profundidades del Atlántico Norte. También conserva los delicados objetos de su interior, que revelan detalles de la vida de su propietaria, una pasajera de tercera clase llamada Marian Meanwell.
“Era una sombrerera de 63 años”, dice Tomasina. “Viajaba a Estados Unidos para estar con su hija, que había enviudado recientemente”.
Entre los recuerdos había una fotografía descolorida, que se cree que es de la madre de Marian Meanwell.
También había documentación que la pasajera necesitaría para su nueva vida en Estados Unidos, incluida una carta de referencia escrita a mano por su antiguo arrendatario en Londres.
"Siempre hemos considerado que la señorita Meanwell es una buena inquilina y puntual en el pago".
Dentro del bolso también estaba su tarjeta de inspección médica, que todos los pasajeros de tercera clase necesitaban para demostrar que no llevaban enfermedades a Estados Unidos. Sin embargo, este documento maltratado por el agua revela un trágico giro del destino.
Marian Meanwell tenía una reserva en el Majestic, otro barco de la compañía White Star Line. Pero no zarpó, por lo que en la tarjeta aparece tachado Majestic y su boleto muestra que fue trasladada al Titanic, donde se convirtió en una de las 1.500 personas que perdieron la vida durante el naufragio.
“Poder contar su historia y tener estos objetos es realmente importante”, afirma Tomasina. "De lo contrario, ella sólo sería otro nombre en la lista".
Una colección de perfumes
También se han recuperado de las profundidades objetos que pertenecieron a los sobrevivientes.
Tomasina abre un recipiente de plástico y un olor dulzón y empalagoso llena el aire. "Es muy potente", admite.
En el almacén hay pequeños frascos de perfume. Están sellados, pero su fuerte aroma se escapa, incluso después de décadas en el fondo marino.
“A bordo había un vendedor de perfumes que tenía más de 90 frasquitos de este perfume”, explica Tomasina. Se llamaba Adolphe Saalfeld y viajaba como pasajero de segunda clase.
Saalfeld fue una de las 700 personas que sobrevivieron. Pero como las mujeres y los niños tuvieron prioridad durante la evacuación, algunos hombres que lograron salir del barco quedaron en problemas.
"Ya había fallecido cuando encontramos esto", afirma Tomasina. "Pero tengo entendido que vivió con un poco de culpa, la culpa del sobreviviente".
Botellas de champán
En la colección también figura una botella de champán completa, que conserva la bebida en su interior y un corcho en la parte superior.
“Probablemente habría entrado un poco de agua a través del corcho al comprimirlo e igualar la presión. Luego simplemente se quedó en el fondo del océano”, dice Tomasina.
Cuando el Titanic se hundió en 1912, después de chocar contra un iceberg, el barco se partió y todo lo que estaba dentro salió desperdigado y creó un vasto campo de escombros.
"Hay muchas botellas en el fondo del océano y también muchas ollas y cacerolas de cocina, porque el Titanic se rompió alrededor de una de las cocinas", cuenta Tomasina.
A bordo había miles de botellas de champán. El propietario del transatlántico quería que sus pasajeros de primera clase experimentaran lo último en opulencia, con un entorno suntuoso y la mejor comida y bebida.
"Era como un palacio flotante y se suponía que el Titanic era el transatlántico más lujoso", añade Tomasina. "Así que tener champán, tener un gimnasio, tener todas estas comodidades y estas cosas maravillosas para los pasajeros habría sido muy importante para ellos".
Remaches reveladores
Cuando chocó contra el iceberg, el Titanic estaba en su viaje inaugural desde Southampton, una ciudad portuaria en el sur del Reino Unido, hacia Estados Unidos.
El barco tenía características de seguridad avanzadas para la época y se decía que era insumergible.
Tomasina nos muestra algunos de los remaches del barco, gruesas piezas de metal que mantenían unidas las vastas placas de acero. Se calcula que había más de tres millones de remaches.
“Cuando el Titanic se hundió, existía la teoría de que tal vez utilizaban materiales de mala calidad y eso fue lo que hizo que se hundiera más rápido”, explica Tomasina.
Algunos de estos remaches han sido examinados para ver si contienen impurezas.
"Había altas concentraciones de escoria, que es un material similar al vidrio que los hace quizás un poco más quebradizos con el frío", dice.
"Si estos remaches fueran quebradizos y una de las cabezas de los remaches se hubiera soltado más fácilmente, entonces podría haber permitido que la costura se abriera donde golpeó el iceberg y la hiciera más grande de lo que hubiera sido de otra manera".
Tomasina dice que aún queda mucho por aprender sobre cómo se hundió exactamente el barco.
"Podemos ayudar a investigar las teorías, por lo que contribuir a la ciencia y la historia detrás de ellas es algo que estamos muy felices de hacer".
La división de clases
La vida a bordo del Titanic variaba según las clases sociales, incluso en las tazas y platos en los que bebían y comían.
Una taza blanca de tercera clase era simple y resistente, con un logo de White Star de color rojo brillante. Un plato de segunda clase tenía una bonita decoración floral azul y un aspecto un poco más elegante. Sin embargo, un plato de primera clase estaba hecho de porcelana más delicada. Tenía un borde dorado y, bajo la luz, se podía vislumbrar un intrincado patrón de guirnaldas.
"Ese patrón habría sido coloreado, pero como estaba fijado sobre el esmalte se pudo lavar", dice Tomasina.
Los pasajeros adinerados de primera clase recibieron un servicio de plata para sus comidas, pero en tercera clase la historia fue diferente.
"Los pasajeros de tercera clase probablemente habrían manipulado la vajilla ellos mismos. Sin duda, debía ser mucho más estable y manejable, con mucha más rudeza que la otra vajilla", explica Tomasina.
En 1944, un tribunal estadounidense le concedió a RMS Titanic Inc el derecho a ser la única empresa legalmente autorizada para recuperar objetos del sitio. Pero tiene que hacerlo bajo condiciones estrictas: los artículos siempre deben permanecer juntos, no pueden venderse por separado y hay que conservarlos adecuadamente.
Hasta ahora, todos los artefactos han sido recogidos del campo de escombros. Pero recientemente la empresa suscitó polémica al afirmar su deseo de recuperar un objeto del propio barco: el equipo de radio Marconi que transmitió las llamadas de socorro del Titanic la noche del hundimiento.
Algunos creen que los restos del naufragio son una tumba y deberían dejarse en paz.
"El Titanic es algo que queremos respetar", responde Tomasina. "Queremos asegurarnos de preservar la memoria, porque no todos pueden bajar al Titanic y queremos poder llevar eso al público".
Es posible que pronto se necesite más espacio en las estanterías de este almacén secreto.
La última expedición de la compañía al sitio implicó tomar millones de fotos de los restos del naufragio para crear un escaneo detallado en 3D.
Además de estudiar el estado actual de la sala de radio de Marconi, el equipo también ha identificado objetos entre los escombros que quiere recuperar en futuras inmersiones.
Quién sabe qué encontrarán y qué historias no contadas puede revelar cada artículo sobre el desafortunado Titanic y sus pasajeros.