Es una ley fundamental de la historia de los medios: en cuanto surge una nueva tecnología de comunicación, la gente la utiliza para hacer fotografías de gatos.
Y esas fotografías de gatos muestran no sólo la relación especial entre los humanos y sus mascotas, sino también las formas cambiantes en que los humanos se relacionan entre sí.
Los memes de gatos en su forma moderna se remontan a la década de 1990, cuando el correo electrónico permitió por primera vez que los trabajadores de oficina aburridos y sus amigos se enviaran mensajes con divertidos felinos.
Los gatos saltaron de allí a las redes sociales a medida que se desarrollaba internet, donde los videos virales como Keyboard Cat y los memes como Grumpy Cat florecieron en todas las plataformas.
La demanda de este contenido fue tan alta que surgieron sitios web completos para mostrar los mejores gatos digitalizados (e-cats), agregando videos de mascotas populares y memes de gatos.
Pero hubo otra tendencia mucho antes de que cualquier dueño pudiera siquiera imaginarse tomar un video de su mascota con un rectángulo electrónico portátil: la postal eduardiana.
Y, según los estudiosos de la historia de los medios, comprender las postales de gatos de principios del siglo XX podría ayudarnos a comprender las redes sociales actuales.
"Algunas cosas persisten a través de generaciones y medios, y las representaciones de gatos son una de ellas. Es algo tranquilizador", dice Ben Weiss, curador principal del Museo de Bellas Artes de Boston, Estados Unidos, y cocurador de la exposición "The Postcard Age" (La era de la postal) del museo.
En el siglo XIX y principios del XX, dice Weiss, "las postales funcionaban como las redes sociales de hoy".
Más baratas, rápidas y cómodas que una carta, las postales se usaban para compartir reflexiones al azar, planificar la logística sobre dónde y cuándo encontrarse, contar chistes y, como siempre, publicar fotos de gatos.
Ya sea correo enviado con un sello en 1924 o mensajes enviados con un toque de un dedo en 2024, los gatos de todo tipo siempre han estado ahí para los artistas y el público.
Las primeras postales se imprimieron en Austria-Hungría en 1869, un momento oportuno para una innovación en el campo del correo, ya que en 1874, 21 países establecieron la Unión Postal Universal, que permitía enviar y entregar correo a nivel internacional.
En los años siguientes, más países siguieron el ejemplo y las postales prosperaron con esta oleada.
Al igual que los memes, las postales no solo contenían una imagen y unas cuantas líneas de texto.
Eran además evidencia tangible de una vasta red y de instituciones poderosas que las habían transportado rápidamente a través de una gran distancia.
Marcaban un mundo cambiante y el asombroso avance de la tecnología, que llegaba diariamente a las manos y a los buzones de los ciudadanos.
"Hemos olvidado la densidad de esa red de comunicaciones de principios del siglo XX, por la que circulaban las postales", afirma Weiss.
"Si viajabas de Manhattan a Jersey City, podías enviarle una postal a alguien a las 10 a.m. diciéndole que estarías allí a las 5:30 p.m., y el mensaje le llegaría con mucha rapidez".
Se podría decir que las postales en las ciudades de principios del siglo XX marcaron la primera vez en la historia en que la comunicación a esa velocidad era asequible y ampliamente accesible para la persona promedio.
"Monstruo de Frankenstein"
Entre 1900 y 1914, dice Weiss, "existió una locura mundial por las postales hasta el punto de que la gente hablaba de que era una enfermedad en el torrente sanguíneo público".
Durante esa era de manía por las postales, circularon millones de ellas y fue el momento perfecto para que los gatos se apoderaran del nuevo medio.
En aquella época, los gatos eran considerados algo más que un simple control de plagas.
Monarcas y personalidades de la alta sociedad, incluida la reina Victoria, eran famosas por su amor por los gatos, y la asociación de este animal con Halloween estaba bien establecida.
Algunas postales mostraban a los gatos simplemente siendo gatos: bebiendo leche de platillos, jugando con hilo, disfrutando de la luz del Sol. Otras los disfrazaban de humanos, trabajaban y participaban en escenas domésticas.
Pero no todo el mundo se sentía cómodo con el impacto de la postal en la sociedad.
Los periódicos la calificaron de "nuevo terror" y "monstruo de Frankenstein", alarmados por la popularidad del producto, afirma Monica Cure, autora de "Picturing the Postcard: A New Media Crisis at the Turn of the Century".
Surgieron historias sobre lesiones sufridas por los repartidores causadas por levantar sacos de correo sobrecargados de postales.
"Había muchas quejas sobre lo que las postales iban a hacer con las habilidades de lectura y escritura de la gente, porque si uno podía escribir unas cuantas líneas, ¿para qué necesitaba aprender gramática y convertirse en un buen escritor?", cuenta Cure.
La gente también temía que la postal diera lugar a relaciones más superficiales, porque en lugar de escribirse páginas en cartas, la gente se enviaba y recibía fotografías.
La naturaleza pública y abierta de las postales también asustaba a mucha gente, señala Cure.
La primera y más temprana propuesta de la postal fue rechazada porque "causaba demasiada preocupación el que los sirvientes pudieran leer tu correo".
Hoy en día, preocupaciones similares animan las conversaciones en torno a las redes sociales.
Las nuevas formas de tecnología de la comunicación alteran las formas en que las personas están acostumbradas a verse a sí mismas y a sus comunidades, dice Cure.
Las nuevas formas de redes sociales también traen nuevas formas de gato.
Gatos políticos
Al igual que los memes de hoy, la cultura de las postales se cruzó con la política.
Algunos de los gatos de postales más famosos están asociados con el movimiento sufragista (que luchaba por el voto femenino).
Las postales se vendían para recaudar fondos para causas sociales, pero las empresas de fabricación de postales también aprovechaban cualquier oportunidad para crear contenido sobre temas que preocupaban a la gente.
"Las postales son similares a los memes y, al igual que hoy, la cultura visual de principios del siglo XX giraba en torno a los animales, especialmente a los gatos", afirma Heidi Herr, bibliotecaria de la Universidad Johns Hopkins y curadora de la exposición "Votes and Petticoats", que conmemora la cultura visual del movimiento sufragista.
Los gatos se asociaban normalmente con el ámbito doméstico y "tenían la intención de ser pasivos, bellos, decorativos y recatados", afirma Herr, pero, al mismo tiempo, los gatos son depredadores y cualquiera que tenga uno puede decir que les gusta hacer uso de sus garras.
"Las sufragistas eran reinas capitalistas, estaban construyendo su marca", dice Herr.
El movimiento era hábil en el uso de nuevos medios como postales y películas para difundir su mensaje y los gatos ofrecían un simbolismo potente.
Ann Lewis, coleccionista de objetos del movimiento sufragista y ex directora de comunicaciones de la Casa Blanca de (Bill) Clinton, dice que quedó "enormemente impresionada" por el mensaje político del movimiento sufragista.
"La política tiene que ver con las comunicaciones", dice Lewis, "contarle a la gente por qué debería votar por ti".
En una época en la que los medios de comunicación masivos eran básicamente el periódico y el correo, las sufragistas llevaron a cabo con éxito una campaña de décadas para persuadir a un electorado exclusivamente masculino, y los nuevos medios fueron una parte crucial de su éxito.
"Las postales eran el correo electrónico de su época: económicas y personales", dice Lewis.
Las postales del gato sufragista todavía resuenan en una generación criada con memes de gatos.
Herr cuenta que las pegatinas que hizo la biblioteca de los gatos sufragistas se encuentran entre los artículos más solicitados en el campus de Johns Hopkins.
"Veo estudiantes con estas pegatinas en botellas de agua y computadoras portátiles, regalamos reproducciones y las veo en las ventanas de los dormitorios. A la gente le encanta el gato".
La gente todavía se preocupa por los gatos, pero también se preocupan unos de otros, y ya sea una postal o un meme, el registro de la historia de los medios muestra que hay pocas cosas que interesen más a los humanos que enviar fotografías tiernas y divertidas de animales.