El Odyssey no es un crucero cualquiera.
Durante más de tres años estaba previsto que diera la vuelta al mundo recorriendo 147 países, 425 destinos y más de 100 islas tropicales. Un camarote cuesta entre US$100.000 y US$900.000.
Sin embargo, dese hace tres meses está varado en Belfast, la capital de Irlanda del Norte.
Y lo que es peor, aunque se les permite permanecer en el barco durante el día, cuando llega la noche sus pasajeros tienen que desembarcar y dormir en hoteles de la zona.
Cuenta con tres restaurantes, cinco bares y salones, una piscina con dos jacuzzis, un spa, un centro de fitness y una biblioteca distribuidas por sus 8 cubiertas. Tiene capacidad para 927 pasajeros que pueden incluso trabajar en remoto desde el crucero.
Según el itinerario del viaje, después de recorrer Oriente Medio, atravesar distintos destinos a los dos lados del Océano Índico y haber recorrido varias ciudades de África, a estas alturas el lujoso barco debería estar navegando por las islas griegas.
Las fotos de los pasajeros deberían ser de las paradisiacas playas de las Maldivas, Madagascar, las islas Seychelles o de Tanzania, entre otros cotizados destinos turísticos del mundo.
Sin embargo, el barco permanece en dique seco en Belfast. Llegó a los astilleros para ser reacondicionado y recibir nuevo equipamiento antes de su salida, que estaba programada para el 30 de mayo. Se esperaba que ese día estuviera todo preparado para iniciar la primera etapa.
Pero el barco aún no ha partido debido a problemas con sus timones y la caja de cambios, informó el periodico The Irish News.
Casi a punto
“Estamos cerca de iniciar la aventura. Y aunque llegamos tarde, la visión y el sueño de nuestros residentes se convertirán en realidad”, explicó a la BBC Mike Petterson el director ejecutivo de Villa Vie Residences, la empresa propietaria del Odyssey, al hablar del tiempo que queda para que el crucero zarpe.
"No miramos a los próximos días o semanas, estamos centrados en el resto de nuestras vidas y en lo que esta compañía hará por los residentes y la industria", dijo.
Petterson explicó que el Odyssey de Villa Vie Residences es el primer crucero residencial "asequible".
"Cuando eres el primero en hacer algo, te encuentras con contratiempos, pero definitivamente lo estamos logrando, y aunque lleguemos tarde, lo haremos", agregó.
Holly Hennessey, residente de Florida, Estados Unidos, se encuentra entre los que se han "atrincherado" y han hecho de la ciudad su inesperado hogar.
Viajar con su gato, Captain, ha significado que esta autoproclamada "adicta a los cruceros" no haya podido salir de Belfast mientras espera que el barco esté listo.
Los pasajeros pueden pasar tiempo en el barco durante el día y aprovechar todas sus instalaciones, pero deben desembarcar por la noche.
"Podemos pasar todo el día a bordo del barco, y nos ofrecen autobuses lanzadera para ir y venir", dijo Hennessey.
"Podemos disfrutar de todas nuestras comidas e incluso tienen películas y juegos. Es casi como en un crucero, excepto que estamos en el muelle".
A pesar de disfrutar de las vistas, el clima húmedo ha sido un shock para esta estadounidense.
"En mi vida he usado tanto mi paraguas, y llevo mi impermeable a todas partes".
A los pasajeros del crucero se les dio la opción de comprar su camarote directamente en lugar de pagar una tarifa diaria por su habitación como en un hotel tradicional. Esto les permite permanecer a bordo más allá de los tres años iniciales del Odyssey.
"Soy una de las fundadoras. Eso significa que he invertido en la empresa. He comprado mi camarote. No veo la hora de vivir de esta manera. Quiero agradecer a Belfast por ser tan acogedor con todos nosotros", afirmó.
"Quiero quedarme tanto tiempo como pueda", dijo. "Siempre quise vivir en un barco y será un sueño hecho realidad para mí".
El camarote de Hennessey tiene espacio para una cama doble, una pequeña sala de estar con lugar para el gato y un balcón.
La compañía dice que están tratando de hacer todo lo posible para "aliviar la ansiedad" de los pasajeros planificando viajes y otros cruceros u hospedándolos en hoteles.
Angela y Stephen Theriac vivían en Nicaragua y han aprovechado al máximo su espera.
Desde mayo han viajado en tren por España, han hecho viajes de fin de semana a Inglaterra y han visitado Groenlandia.
El barco iniciara un periodo de pruebas dentro de poco y ambos mantienen las esperanzas.
“Esperamos que las pruebas en el mar sean la próxima semana. Así que estamos muy cerca. Y unos días después de eso, podremos zarpar y comenzar la aventura. Tengo fe”, afirma Ángela
Parte de la aventura
"Somos viajeros y queremos aprovechar al máximo el lugar en el que estamos", comenta Theriac.
"Seguimos bromeando con que solicitaremos la residencia aquí en Belfast".
Su esposo, Stephen, cuenta que ambos se han adaptado a la gente local.
"Hemos comido en todos los restaurantes y hemos tomado una Guinness en todos los pubs. Así que estamos aprovechando al máximo la situación. Tendemos a ser personas positivas, así que seguro que puede ser difícil, pero es parte de la aventura”, dice Ángela Theriac.
David Austin, de Georgia, Estados Unidos, dice que ha "dejado de contar los días" que faltan para que el barco zarpe.
"La recompensa de ver el mundo de esta manera es demasiado grande como para sentirse decepcionado con cada anuncio de retraso", dijo.
"Estaba comprometido, ya que había vendido mi casa justo antes de mi llegada, y he seguido comprometido con esta aventura a pesar de lo que ha sucedido".
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