Los estrategas de las campañas de Kamala Harris y Donald Trump tienen un punto marcado en rojo en sus mapas de Estados Unidos.
Se trata de Erie, un condado del estado de Pensilvania considerado como el termómetro más fiable para medir la temperatura política del país.
Pensilvania es uno de los estados péndulo en los que ni demócratas ni republicanos pueden dar por sentada la victoria y dentro de él, el condado de Erie se ha convertido en una demarcación clave.
De acuerdo con las estimaciones de FiveThirtyEight, un portal que analiza y promedia las encuestas publicadas, ambos candidatos tienen más de un 90% de posibilidades de ser el próximo presidente si ganan en Pensilvania.
Y según le dijo a la BBC Joe Morris, del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Mercyhurst, “Pensilvania siempre va en la dirección en la que va Erie”.
En una elección que se presenta tan apretada como la de 2024, con las encuestas arrojando un virtual empate entre ambos candidatos a poco más de dos semanas de las votación, Erie y Pensilvania se erigen como plazas aún más cruciales.
Según Morris, “en Erie no hemos olvidado que Hillary Clinton no pasó por aquí en 2016”.
Entonces, la candidata demócrata resultó sorprendemente derrotada por Trump después de haber dejado al condado de Erie fuera de su ruta de campaña.
Kamala Harris y el propio Trump aprendieron la lección y ambos han llevado a cabo sendos mítines en Erie y varias paradas en Pensilvania en las últimas semanas.
Por qué Erie (y Pensilvania) son importantes en la carrera hacia la Casa Blanca
Con sus 19 votos Pensilvania es uno de los estados péndulo de mayor peso en el Colegio Electoral, el organismo que elige por delegación a los presidentes en el sistema estadounidense.
La historia muestra que en 8 de las últimas 10 elecciones presidenciales, el ganador de Pensilvania terminó siendo el presidente.
Y dentro de Pensilvania, el condado de Erie ha votado por el ganador en todas las elecciones desde 2008.
El condado es considerado una fiel muestra a escala de la realidad social de Pensilvania y por eso analistas y asesores de los candidatos creen que sus resultados pueden extrapolarse a los del resto del estado, e incluso de Estados Unidos en general.
Los antecedentes parecen darles la razón. Según un recuento de US News, de las 25 elecciones para diferentes cargos celebradas en Pensilvania desde 2008, los votantes de Erie eligieron al ganador en 23 de ellas.
Pero lo más relevante en un escenario tan igualado como el actual es que las preferencias de los ciudadanos de Erie suelen oscilar de una elección a otra e indicar la tendencia general en el país.
En 2020, por ejemplo, Joe Biden ganó en Erie y en Pensilvania, lo que confirmó su victoria sobre Donald Trump en la elección presidencial.
Cuatro años antes, Trump fue el vencedor en Erie y finalmente alcanzó la presidencia en contra de la mayoría de pronósticos.
La exigua ventaja obtenida por los dos últimos ganadores en Erie, (un 1% en el caso de Biden y un 1,5% en el de Trump) reflejan la polarización que se ha instalado en la política estadounidense y lo decisivos que unos pocos miles de votos pueden resultar.
Según le dijo a BBC Mundo Thomas Gift, director del Centro de Política Estadounidense del University College de Londres, “la realidad demográfica es un espejo de la realidad del país, lo que unido a los muchos votos que tiene (Pensilvania) en el Colegio Electoral explica porque sus resultados suelen anticipar los de la elección presidencial”.
Cómo es el condado de Erie
Con sus 270.000 habitantes, Erie muestra la composición social y demográfica típica de Pensilvania.
“Tenemos un núcleo urbano y zonas de suburbios, y al sur de la carretera I-90 es una zona rural”, dice Sam Talarico, presidente del Partido Demócrata de Erie, que estos días vive volcado en una campaña frenética por cada voto de sus vecinos.
Con cerca de un 83% de su población blanca, un 8% de afroamericanos y un 5% de latinos, Erie ha vivido en los últimos años una difícil transformación en la que la industria ha ido dejando paso a los servicios como principal actividad económica local.
Donde antes había fábricas ahora hay cada vez más centros educativos y médicos. Como en el resto de Pensilvania, el sector energético también es uno de los motores principales.
También los datos del desempleo colocan a Erie como un espejo de la realidad del estado y del país. Su 4,3% de paro se sitúa solo dos décimas por encima de la tasa nacional.
Pero aunque hay poca gente sin trabajo, las cosas no han sido fáciles en los últimos años para muchos habitantes del condado.
Kevin Nelson, director de Home House, un banco de alimentos que entrega comida gratis a un millar de familias de Erie, le dijo a la BBC que “los precios en el supermercado, los alquileres, la gasolina, la luz, todo ha subido, y eso golpea el bolsillo”.
Aunque la inflación se ha moderado en los últimos meses, el aumento del coste de la vida será una de las prioridades de los votantes de Erie el 5 de noviembre.
Según Gift, “los precios, la delincuencia y la inmigración ilegal son preocupaciones principales que los habitantes de Erie comparten con el resto de Estados Unidos, pero hay otras que son específicas de Erie y de Pensilvania, como el ‘fracking’”.
El fracking, o fractura hidráulica, es una técnica que se utiliza para extraer petróleo y gas natural del subsuelo. Los que se oponen a ella, resaltan que presenta graves riesgos medioambientales, como la contaminación de las aguas subterráneas.
Solo en Erie hay 11 compañías dedicadas a la energía, un sector que emplea a más de 270.000 habitantes de Pensilvania.
Gift, que es de Pensilvania, señala que “Harris podría salir mal parada en ese tema, porque, aunque ahora ha cambiado de opinión, en el pasado abogó por un veto” a esta técnica de extracción de gas y petróleo.
Pese a que la candidata demócrata dice ahora estar en contra del veto, Trump repite en campaña que Harris quiere prohibir el “fracking”, sabedor de lo sensible que es el tema para los votantes de Pensilvania.
Pero hay otros asuntos en los que es el republicano quien parece en una posición incómoda.
Por ejemplo, Pensilvania es el hogar de una numerosa comunidad de origen polaco que hoy son estadounidenses y votarán en las elecciones.
Según Gift, “Trump podría tener un problema porque a estos votantes no les gusta Putin ni lo que está haciendo en Ucrania”.
Sea como sea, la igualdad parece máxima a solo días de la votación.
El útlimo informe de Fivethirtyeight le da a Trump un ínfimo 0,2% de ventaja en intención de voto en Pensilvania.
Gift no se atreve a apostar sobre quién ganará Erie y Pensilvania, pero, como muchos otros, pero sí sobre el hecho de quien lo haga será el próximo presidente de Estados Unidos.