Ser mitad pez, mitad humano no es un superpoder, pero la versión de "La sirenita" de carne y hueso de Disney reinventa el clásico animado para la era de las películas de Marvel, con escenas de acción y una sobrecarga interminable de imágenes generadas por computadora.
Esas secuencias de alguna manera tienen que coexistir con canciones al estilo Broadway, coreografías elaboradas y revisiones para adaptar la película a las sensibilidades contemporáneas, así que... ¡uf! Esta Sirenita es mucho.
Pero en el fondo, es la misma historia de niña-pez fuera del agua, que tiene las grandes ventajas de contar con Halle Bailey como una cautivadora Ariel (cuya voz en español latino es interpretada por Yatzil Aguirre), Daveed Diggs como la perfecta voz cómica de Sebastian el cangrejo (interpretado en América Latina por Lester Ciarreta Hernández) y canciones de la película original de 1989 que se han mantenido en la memoria de la audiencia durante décadas.
La nueva Sirenita es irregular y, a la vez, un espectáculo con encanto y vitalidad propios.
Bailey tiene una voz grande y cristalina y una interpretación virtuosa, y al tiempo captura con gracia la pasión debajo de las palabras cuando canta "Parte de él", sobre su anhelo de estar en tierra.
También es una excelente actriz cuya sinceridad nos hace creer que Ariel está enamorada de todas las cosas humanas, desde un tenedor hasta el príncipe Eric (interpretado por Jonah Hauer-King), a quien rescata de un naufragio que incluye incendios a bordo, intensas olas y marineros saltando al mar.
Incluso su vestuario es perfecto, bellamente diseñado con escamas iridiscentes de color azul claro y aletas de gasa.
El padre de Ariel, el rey Tritón (Javier Bardem), quien cree que todos los humanos son viles, domina un rico mundo submarino, que el director Rob Marshall ha repleto de tortugas, delfines y todo tipo de formas de vida de peces y corales creados por computadora.
Ese mundo es colorido y, sí, tan oscuro como sugiere el tráiler. Es, después de todo, un lugar sin luz solar.
Las películas musicales de Marshall incluyen Chicago e Into the Woods ("En el bosque"), pero él comenzó en Broadway, y hay un extraño movimiento intermitente en "La sirenita" que se hace eco de la forma en que el teatro musical a menudo se detiene para dejar que una canción ocupe el centro del escenario.
"Parte de él", con la cámara enfocada solo en Ariel, parece rogar por el aplauso de la audiencia, y de hecho lo obtuvo en la proyección a la que asistí, como si Bailey pudiera escuchar a través de la pantalla del cine.
Diggs es puro placer como asesor de Tritón. Sebastian se inclina ante el rey con un movimiento de sus pinzas y refunfuña con su acento caribeño. "Cangrejo con estudios universitarios", dice de sí mismo cuando Tritón lo asigna para vigilar a Ariel en lugar de tenerlo como asesor en asuntos de estado, "tengo opciones".
La alegre canción de calipso "Bajo el mar", de Sebastian, es otro gran espectáculo. La coreografía con filas de criaturas marinas animadas se basa en una colaboración con la Alvin Ailey Dance Foundation.
Hay lógica en la combinación de actores y animación aquí.
Incluso los semihumanos son interpretados por actores mientras que todos los demás están animados, incluidos los amigos de Ariel: la gaviota Scuttle (con la voz de Awkwafina en inglés y Carla Medina en español, con muy pocas líneas divertidas) y Flounder (Jacob Tremblay en un papel funcional, Leo Novoa en castellano).
Si tan solo hubiéramos podido ver a Diggs cantando y bailando...
Melissa McCarthy interpreta a Úrsula, la bruja del mar, con malvada alegría, pero constantemente se ve abrumada por los rayos de luz, sus propios tentáculos que se agitan y otros efectos especiales, sobre todo cuando le ofrece a Ariel su trato: que le crezcan piernas, poder salir del mar y hacer que Eric se enamore de ella, aunque sin voz.
Incluso sin diálogo, Bailey hace que su conexión con Eric parezca real, y Hauer-King le da al personaje un carácter especial, un príncipe con conciencia social, para que sea algo más que el típico y anodino guapo de Disney.
Las canciones originales de Alan Menken, con letras del fallecido Howard Ashman, están casi intactas y los pequeños cambios son mejoras apenas perceptibles.
"Bésala" ahora dice "solo pregúntale a ella" en lugar de sugerir que Eric vaya por el beso, y "Pobres almas en desgracia", de Úrsula, ya no sugiere que los hombres prefieran a las mujeres que no pueden hablar (a pesar de que la película está ambientada en el siglo XIX).
Sin embargo, las tres nuevas canciones de Menken con letra de Lin-Manuel Miranda no dan la talla.
Un rap llamado "Hay un rumor", que cantan Awkwafina y Diggs (o Medina y Ciarreta Hernández), no es genial, pero al menos evita lo insípido de "Aguas indomables" de Eric y "Primera experiencia" de Ariel.
Al estilo de un verdadero filme de superhéroes, la película se siente inflada.
Una escena de baile en la playa y un paseo en carruaje para Eric y Ariel prolongan el tiempo de ejecución a dos horas y 15 minutos.
En otro toque innecesario, la madre de Eric, la reina Selina (Noma Dumezweni), entrega un mensaje final y contundente de unidad al decir que los mundos del mar y la tierra deben vivir en armonía.
El elenco diverso de la película ya ha señalado la unidad, y lo hace de manera mucho más elocuente.
No obstante, "La sirenita" mayormente evita sermonear. Y sigue siendo lo que siempre fue: un cuento de hadas encantador y escapista.