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¿No te apetece hacer deporte?: podría ser por tus bacterias intestinales

Según demuestra un nuevo estudio científico, ciertas bacterias en nuestros intestinos pueden influenciar nuestra actitud hacia el ejercicio físico - a través de la región de recompensa y motivación del cerebro.

24horas.cl

Miércoles 14 de diciembre de 2022

Todos sabemos que el ejercicio es bueno para la salud. Sin embargo, a unos les cuesta más que a otros motivarse a hacer deporte y hasta ahora no se sabía bien porqué. Un nuevo estudio en ratones confirma que el mecanismo detrás de la motivación a hacer deporte podría tener que ver con microbios intestinales.

Según demuestran los resultados de la investigación liderada por científicos de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania publicados este miércoles en la revista Nature, un factor importante que estimula la práctica de ejercicio, tanto competitivo como recreativo, es el placer motivador derivado de la actividad física prolongada. Este se desencadena por los cambios neuroquímicos inducidos por el ejercicio en el cerebro.

En este artículo se describe una conexión intestino-cerebro que mejora el rendimiento deportivo al aumentar la señalización del neurotransmisor dopamina durante la actividad física. Los científicos descubrieron que las diferencias en el rendimiento al correr dentro de un gran grupo de ratones de laboratorio eran debido en gran medida a la presencia de determinadas especies de bacterias intestinales en aquellos animales con mayor rendimiento.

"Si podemos confirmar la presencia de una vía similar en los seres humanos, podríamos ofrecer una forma eficaz de aumentar los niveles de ejercicio de la gente para mejorar la salud pública en general", resume el autor principal Christoph Thaiss.

La genética sólo juega un pequeño papel

Para buscar los factores que determinan el rendimiento en el ejercicio, el equipo registró las secuencias del genoma, las especies bacterianas intestinales, los metabolitos del torrente sanguíneo y otros datos de ratones genéticamente diversos. A continuación, midieron la cantidad de carrera diaria voluntaria en la rueda que realizaban los animales, así como su resistencia. Analizaron los datos mediante aprendizaje automático, buscando los atributos de los ratones que mejor pudieran explicar las considerables diferencias interindividuales en el rendimiento de la carrera.

El equipo se sorprendió al descubrir que la genética parecía explicar solo una pequeña parte de estas diferencias de rendimiento, mientras que las desigualdades en las poblaciones de bacterias intestinales parecían ser sustancialmente más importantes, explica un comunicado de la Universidad de Pensilvania.

De hecho, observaron que administrar antibióticos de amplio espectro a los ratones para eliminar sus bacterias intestinales reducía su rendimiento en la carrera a la mitad. Los investigadores descubrieron que dos especies bacterianas estrechamente relacionadas con un mejor rendimiento, "Eubacterium rectale" y "Coprococcus eutactus", producen metabolitos conocidos como amidas de ácidos grasos.

Estos últimos estimulan unos receptores denominados endocannabinoides CB1 en los neuronas sensoriales en el intestino, que conectan con el cerebro a través de la médula espinal. Esta estimulación provoca un aumento de los niveles del neurotransmisor dopamina durante el ejercicio, en una región del cerebro llamada cuerpo estriado, un nodo fundamental en la red de recompensa y motivación del cerebro. 

Los hallazgos abren nuevas vías de investigación científica, según los autores.

Por ejemplo, los experimentos demostraron que los ratones con mejor rendimiento experimentaban una "euforia del corredor" más intensa -medida en este caso por una reducción de la sensibilidad al dolor-, lo que sugiere que este fenómeno también está controlado, al menos en parte, por las bacterias intestinales.

Además de ofrecer posibles formas baratas, seguras y basadas en la dieta para hacer correr a la gente corriente y optimizar el rendimiento de atletas de élite, la exploración de esta vía también podría aportar métodos más sencillos para modificar la motivación y el estado de ánimo en contextos como la adicción y depresión, detalla J. Nicholas Betley, otro de los firmantes.