Un curioso estudio ha encontrado una correlación inesperada entre el consumo de alcohol y algo tan aparentemente insignificante como la longitud de nuestros dedos. Específicamente, según científicos de la Universidad de Swansea y la Universidad Médica de Lodz, tener el dedo anular (el cuarto dedo) más largo que el índice (el segundo dedo) podría estar asociado con un mayor consumo.
Raíces antes del nacimiento
Esta investigación añade un capítulo más al creciente campo de investigación sobre cómo la exposición hormonal prenatal podría influir en el comportamiento adulto.
En concreto, según explican los científicos, la proporción entre estos dos dedos –el dedo índice y anular, conocida técnicamente como relación 2D:4D–, se establece antes de nacer y está influenciada por las hormonas a las que estamos expuestos en el útero. Las personas con mayor exposición a estrógenos tienden a tener el dedo índice más largo, mientras que quienes estuvieron expuestos a más testosterona suelen tener el dedo anular más largo.
El estudio, publicado en el American Journal of Human Biology, analizó a 258 estudiantes, 169 de ellos mujeres. Mediante la medición directa de la longitud de sus dedos y la evaluación de su consumo de alcohol con el Test de Identificación de Trastornos por Consumo de Alcohol (AUDIT), los investigadores encontraron la correlación notable de que una mayor longitud del cuarto dedo en relación con el segundo se asociaba con un consumo elevado de alcohol.
"Esto sugiere que las hormonas sexuales prenatales, como la testosterona y el estrógeno, podrían influir en los patrones de consumo de alcohol en la vida adulta", explicó el profesor John Manning, del equipo de investigación de Deporte, Tecnología, Ejercicio y Medicina Aplicados (A-STEM) de Swansea.
La correlación fue más fuerte en hombres que en mujeres, lo que coincide, según los investigadores, con las observaciones previas de que los hombres generalmente muestran tasas más altas de consumo de alcohol y mortalidad relacionada con su abuso.
"El consumo de alcohol es un problema social y económico de primer orden", señala Manning. "Por eso es importante entender por qué el consumo de alcohol muestra diferencias considerables entre individuos", agrega..
Mantener cautela sobre el estudio
Sin embargo, es importante señalar que esta asociación no establece una relación de causa y efecto. Tener una determinada proporción de dedos no determina el destino de una persona en cuanto a su consumo de alcohol.
Además, como reveló un extenso artículo publicado en Science en 2019, existe un considerable debate en la comunidad científica sobre la validez de los estudios basados en la proporción 2D:4D. Algunos críticos argumentan que la medida es demasiado simplista y que las diferencias observadas podrían deberse simplemente al tamaño general de las manos, no a exposiciones hormonales prenatales.
"Soy escéptico sobre todos y cada uno de los hallazgos relacionados con esa proporción", afirmó el fisiólogo y bioestadístico Douglas Curran-Everett, del National Jewish Health de Denver.
Otros, como el psicólogo Martin Voracek de la Universidad de Viena, comparan este enfoque con prácticas desacreditadas como la frenología, que intentaba vincular la forma del cráneo con rasgos de personalidad. "Es como un castillo de naipes construido sobre una base desconocida e incierta", argumenta Voracek.
A pesar de estas controversias, los investigadores esperan que sus conclusiones ayuden a comprender mejor los factores que subyacen a los patrones de consumo de alcohol, desde la abstinencia hasta el consumo ocasional y la dependencia perjudicial.