Tal como el malo en la película "Terminator 2", un grupo de ingenieros ha creado un pequeño robot hecho de un nuevo material que le permite licuarse y volver a su forma original con ayuda de la fuerza de imanes.
El robot recuerda en forma y tamaño a un muñeco de Lego y los autores del estudio que publica Mater le sometieron a una carrera de obstáculos, pruebas de movilidad y cambios de formas.
Uno de los desafíos consistía en licuarse para poder escapar a través de unos barrotes y recomponerse después, pero también fue capaz de extraer un objeto extraño de un modelo de estómago y funcionar como soldador inteligente para reparar circuitos rezumando por ellos.
Además de cambiar de manera rápida y reversible de estado líquido a sólido, el robot es magnético y puede conducir electricidad
Ingenieros chinos y estadounidenses crearon el nuevo material de cambio de fase –denominado "máquina magnetoactiva de transición de fase sólido-líquido"– incrustando partículas magnéticas en galio, un metal con un punto de fusión muy bajo (29,8 °C).
La fuerza de imanes
Las partículas magnéticas hacen que el material responda a un campo magnético alterno, de modo que se puede, por inducción, calentarlo y provocar el cambio de fase; además confieren movilidad al robot y que lo haga en respuesta al campo magnético, señaló el autor principal del estudio Carmel Majidim, de la Universidad Carnegie Mellon (EE. UU).
Hasta ahora, los materiales de cambio de fase dependían de pistolas de calor, corrientes eléctricas u otras fuentes de calor externas para inducir la transformación de sólido a líquido.
El nuevo material también presenta una fase líquida extremadamente fluida en comparación con otros materiales similares, cuyas fases "líquidas" son más viscosas.
Capacidades especiales
Con la ayuda de un campo magnético, los robots saltaron fosos, treparon muros o se partieron por la mitad para mover otros objetos de forma cooperativa antes de volver a unirse.
Otra de las capacidades del nuevo material es su uso como "tornillo" mecánico para ensamblar piezas en espacios de difícil acceso, fundiéndose en el casquillo roscado del tornillo y solidificándose después.
Lo logrado hasta ahora son "demostraciones puntuales", pero harán falta "muchos más estudios para profundizar en cómo podría usarse realmente para administrar fármacos o extraer objetos extraños", agregó Majidi.