Al igual que cada cuatro años añadimos al calendario un día extra al final de febrero, cada cierto tiempo se añade un segundo a la hora. Este llamado segundo bisiesto o segundo intercalar tiene el fin de compensar las diferencias entre el tiempo medido con base en la rotación de la Tierra y el de escala atómica.
El problema con las mediciones del tiempo
Mientras la medición a través del atómico, miden con base en las vibraciones de los átomos, es estable, la rotación de la Tierra varía. Para solventar esa pequeña desviación, la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM), responsable de la norma internacional que fija los relojes el mundo, decidió añadir periódicamente el segundo intercalar cuando la diferencia entre el tiempo astronómico y el universal se aproxima a 0,9 segundos. Desde 1972 se ha añadido en 27 ocasiones, la última vez en 2016.
Aunque para la población el segundo adicional pasa desapercibido, en los sistemas que precisan una medición extremadamente precisa, como los satélites, las telecomunicaciones o incluso dispositivos asociados a los viajes espaciales, puede causar alteraciones.
Adiós al segundo extra a partir de 2035
Para solventar este problema, la BIMP ha tomado una decisión histórica: Hasta 2035 se eliminarán para siempre los segundos intercalares. Así lo decidieron el pasado viernes (18.11.2022) los 59 Estados miembros en la Conferencia General de Pesos y Medidas en la conferencia celebrada en París.
Patrizia Tavella, la jefa del departamento de tiempos del BIPM, declaró a la agencia de prensa AFP que esta decisión permitirá "un flujo continuo de segundos sin las discontinuidades que actualmente provocan los segundos bisiestos irregulares".
Hasta 2035, se seguirán añadiendo los segundos intercalares cuando sea necesario. No obstante, desde 2035, se dejará que la diferencia entre el tiempo atómico y el astronómico se vaya distanciando poco a poco. En la próxima conferencia, que se llevará a cabo en cuatro años, se decidirá cuándo se deberán de ajustar las medidas del tiempo de nuevo.