El presidente de Argentina, Alberto Fernández, anunció este domingo que el aislamiento social, preventivo y obligatorio que cumplen los ciudadanos de su país desde el 20 de marzo, y que iba a culminar el próximo martes, se alargará hasta finales de Semana Santa.
"Estoy seguro de que esto tiene mucho sentido y si lo seguimos cumpliendo los resultados van a ser muy favorables", dijo el mandatario ante la prensa en la residencia presidencial de la localidad bonaerense de Olivos, tras mantener hoy reuniones con expertos médicos y con gobernadores provinciales para evaluar la situación por la epidemia de coronavirus y analizar nuevas medidas.
Según los últimos datos proporcionados por el Ministerio de Salud, el total de personas contagiadas por el virus en Argentina es de 820, de las que 20 fallecieron.
UN CASO "ÚNICO"
El jefe de Estado consideró que Argentina es "un caso único en el mundo" y que se ha ganado la confianza de la comunidad científica por la rapidez en que se dispuso la cuarentena total para frenar la pandemia, cuyos "resultados iniciales son interesantes y buenos".
"Si se revisa la curva de crecimiento (de contagiados) en la cuarentena nuestra y la comparan con la de aquellos países que la pusieron tardíamente se van a dar cuenta de todo lo que hemos ganado", aseveró.
Fernández insistió en que el fin de confinar a la población -que no rige para trabajadores de servicios esenciales y que los ciudadanos pueden romper para ir a comprar alimentos o a la farmacia- es que el crecimiento de contagios sea "más lento" y dé tiempo a preparar los hospitales para "cuando llegue el peor momento" de la pandemia, así como para esperar si se desarrolla una vacuna o medicamento contra el virus.
Por eso, agregó, los expertos le recomendaron prolongar el aislamiento obligatorio, que en un principio iba a terminar el 31 de marzo.
"Vamos a prolongarlo hasta el día que termine la Semana Santa. Es un largo camino que tenemos que enfrentar. Esto es una guerra contra un ejército invisible que nos ataca en lugares donde a veces no esperamos", dijo.
LA MALTRECHA ECONOMÍA
Tras dos años en recesión, el efecto que la crisis global del COVID-19 puede tener en la frágil economía argentina genera incertidumbre.
"Yo les pido a todos que entiendan que estamos viviendo un momento de excepción y que no tenemos que caer en el falso dilema de 'es la salud o la economía'", afirmó el mandatario, convencido de que "una economía que cae, siempre se levanta", pero "una vida que termina no la levantamos más".
Para el presidente, no se está descuidando la economía, y enumeró varias de las medidas que en los últimos días ha tomado su Ejecutivo al respecto, entre ellas ayudar a las pequeñas y medianas empresas, la congelación de los alquileres o la suspensión de los desalojos.
Fernández adelantó que será "duro" con los empresarios que despidan a gente o rompan los acuerdos de precios máximos para productos esenciales.
"No podemos en semejante crisis desamparar a alguien dejándolo sin trabajo. (...) Acá de lo que se trata es de ganar menos, no de perder. (...) Les tocó la hora de ganar menos", lanzó a los empresarios.