El seleccionado Sub-20, Christian Bravo, tiene una historia muy singular junto a su padre.
Entre tierra y piedras, ambos anotaron sus primeros goles en la cancha del equipo Estrellas de California, de la comuna de San Joaquín.
Su padre, Cristian Bravo Franke, convertía goles a inicios de los años noventas. Era rápido, hábil y estuvo a punto de concretar un traspaso al fútbol suizo, pero una semana antes de realizarse la operación sufrió una lesión a la rodilla, de la que nunca pudo recuperarse en su totalidad.
Tras esto terminó su sueño deportivo y tuvo que dejar la actividad cuando recién tenía 25 años de edad.
La revancha para Bravo vino de la mano de la suerte que corre su hijo, Christian. Al ex volante de la U le sonríe la vida, más aún cuando se transformó en el héroe de la Roja Sub-20 en el triunfo frente a Egipto.
Christian Bravo debutó a los 19 años en Universidad de Chile, transformándose rápidamente en uno de los juveniles regalones de Jorge Sampaoli.
El delantero logró jugar catorce partidos, pero un accidente lo tuvo jaque, ya que el destino parecía repetirse. Después de un entrenamiento matinal por la selección, chocó a pocas cuadras de llegar a su casa.
El joven futbolista logró recuperarse y este año fue transferido al Udinese. A sus ya 19 años sigue con su sueño de triunfar en el fútbol europeo.
"Mi hijo está cumpliendo un sueño que yo nunca pude yo lograr, pero creo que él si lo va a lograr, le va a ir bien en el futuro y será un excelente jugador. Como lo ha hecho hasta ahora, como lo ha demostrado", fue la reflexión que hizo Cristian padre, antes de que su hijo partiera al Mundial de Turquía.