Fue en el año 1994 cuando Universidad de Chile por fin pudo coronarse campeón del fútbol chileno tras 25 años de sequía, incluido un descenso a Segunda División. El cuadro laico anotó 71 goles en 30 partidos y tras un empate 1-1 ante Cobresal, logró levantar el tan anhelado título.
Aquella jornada del 18 de diciembre del '94 no fue nada fácil para el plantel universitario. "Yo creo que debe ser de los partidos que en mi vida he estado más cagado", se sinceró el emblemático arquero de la U, Sergio "Superman" Vargas en conversación con el programa de Marcelo Ramírez "El Legado".
"En la cancha ya uno como que se suelta más, pero igual estaba siempre apretado y todo el equipo. Fue el peor partido que jugamos en el campeonato. Todo el equipo. Era tal el grado de responsabilidad que entramos a jugar con una mochila como si tuviéramos 10 kilos encima. Era un peso demasiado grande. No podíamos fallar. No le podíamos fallar a esa gente, a esos millones de hinchas", confesó.
"Yo te relato el ejemplo del Sauzal. Pero nosotros salíamos. Era ya, hay que ganar. No, tienes que fallar. Entonces no podíamos ni siquiera salir de la casa", contó.
"El primer tiempo 0 a 0. Y el segundo tiempo lo empezamos perdiendo... Y perdiendo con un cagazo mío. Porque en un córner y yo, en El Salvador... Salgo yo a buscar el centro. y sigo derecho a la pelota, entre Fito Ovalle y gol. Me quería morir. En el estadio, eran 20.000 personas, mudo. Mudo. No se escuchaba nada. Quedamos, no solo nosotros, los hinchas. Porque la gente estaba cantando, cantando y se quedó mudo", recordó.
"Y yo te prometo que había dos o tres minutos que todos quedaron knock out. Sin reacción. Porque estabas perdiendo el campeonato. Católica había jugado y ya había ganado. Los 25 años aparecen", agregó.
"Uno sabe cuando se equivoca. Pero bueno, lo que tiene la experiencia es que te equivocas, pero para el exterior no lo demuestras. La procesión va por dentro, Que te quieres hacer un pozo ahí, te quieres enterrar. Pero no puedes. Y bueno, yo te prometo que lo que hice, que no me gustaba hacerlo mucho, empiezo a decirle a la gente para afuera, a hacerle señas, para gritar. Y yo le decía, ahora griten, ahora que necesitamos que griten ahora. Porque estaba mudo. Estaba un silencio increíble", continuó.
"Y bueno, ahí vamos, el partido trabado, duro. Hasta que viene ese momento del penal. Pero fue tremendo. Costó", concluyó.