La Universidad Católica de Tiago Nunes tiene un sabor neutro. Tanto como cuando gana como cuando pierde. El DT brasileño ha dado cierta estructura futbolística a los cruzados, una idea general que denuncia en cada partido que juega, pero que, en ningún caso, llena el paladar o deja satisfecho al que lo observa.
Es lo que pasó en el triunfo ante O'Higgins en Rancagua por 2-0 y que dejó a Católica alentado en ser uno de los clasificados, a fin de torneo, a un lugar en la Copa Libertadores 2025.
Claro, el cuadro universitario fue tremendamente efectivo. Es más, a pesar de los arrestos de su rival en el segundo tiempo, que movió su tablero sumando delanteros y volantes de corte ofensivo, la UC nunca se mostró muy intranquila y terminó por administrar la victoria con cierta templanza, incluso.
El partido elevó como figuras a jugadores más luchadores que talentosos -Branco y Zuqui- y eso refleja la oferta que tiene en estos momentos la UC en su propuesta.
Quizás lo más llamativo es la historia que está escribiendo el volante cruzado Agustín Farías quien, tal como aconteció en el partido frente a Copiapó hace un par de fechas, fue sustituido en el primer tiempo (a los 31’ en este caso) porque estaba un tanto descontrolado y ya había sumado una tarjeta amarilla.
Con esta victoria, la UC sumó 45 unidades y a la espera de su próximo rival: Universidad de Chile, como local en Santa Laura.
Los celestes, en tanto se quedaron en los 31 puntos y su siguiente rival, cuando se reanude el torneo tras la para por la doble fecha eliminatoria, será Ñublense en Rancagua.