Luego de los rechazos de la primera y segunda sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP por el "Caso Almirón", Universidad de Chile decidió acudir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS en inglés), la última instancia para lograr un fallo favorable en un conflicto que ha provocado gran revuelo en el fútbol nacional debido a la resolución pese a la presentación de pruebas.
Una de aquellas reacciones fue la del ex presidente de dicho organismo, Ángel Botto, quien apuntó contra lo ocurrido con la denuncia de los azules contra el Cacique por desacato del técnico Jorge Almirón, asegurando que "solo una mala norma, ya discutida muchas veces, pero no rectificada a tiempo, permitió que a lo menos la ley no se cumpliera".
En una columna de opinión publicada por el medio Ciper, titulada "¿Se hace justicia en nuestro fútbol profesional?", Botto aseguró que “a mi juicio el Tribunal de Disciplina requiere una urgente reestructuración en su forma y contenidos”.
"No es nuevo, pero la judicialización de diferentes asuntos a nivel reglamentario se ha transformado en una constante que, seriamente, al término de cada año pone en dudas la legitimidad o ilegitimidad de algún logro deportivo alcanzado o frustrado", sostuvo.
"Este año en el fútbol chileno los casos paradigmáticos fueron aquellos que derivaron en la desafiliación de un club de ascenso (Barnechea FC) y en la polémica y discutida situación que se generó entre los dos clubes de mayor convocatoria en el país (Colo Colo y Universidad de Chile). De este modo, para zanjar un asunto que siempre debió tener solución en la cancha, que es donde se expresa la supuesta superioridad de una sobre el otro, el tema derivó como tantas veces al ámbito jurisdiccional", expuso.
"Tenía razón el denunciante para buscar esta salida, en el propósito de mejorar una posición estrictamente deportiva que según “el Reglamento” les permitiría obtener puntos que no se habían ganado en la cancha. Sí, podía buscar esa alternativa más allá de otro tipo de valorizaciones éticas respecto de tal conducta", agregó.
"Había hecho trampa a la ley el denunciado y la opinión mayoritaria de la afición y de los medios especializados también pareciera avalar este aserto. Sin embargo, una vez más 'la regla' no fue suficiente y clara para que el órgano jurisdiccional pudiese haber hecho una decisión categórica, amparada sin duda alguna en la correcta interpretación de la misma", complementó.
"La prueba de dicha conducta ilícita se tornó en casi un imposible pese a la claridad"
"La evidencia de la conducta del infractor en cuanto a haber realizado el ilícito, se estrelló contra la exegética interpretación del texto. Más aún, la prueba de dicha conducta ilícita se tornó en casi un imposible pese a la claridad de la evidencia", apuntó.
En esa línea, Botto señaló: "A mi juicio, el Tribunal de Disciplina requiere una urgente reestructuración en su forma y contenidos. Sume a lo anterior una legislación con muchas imperfecciones técnicas, las que permiten por vía de interpretaciones inadecuadas inclinarla en uno u otro sentido. Agregue que a mi juicio la forma de generar la composición de los integrantes del Tribunal no da garantías ni de imparcialidad ni menos de conocimientos adecuados en las materias que deben conocer. De este modo, tenemos las razones específicas para que se generen conflictos como los que se han observado en este fin de año, y que seguirán ocurriendo en el futuro".
"Pienso que no hay nadie que crea realmente en la inocencia del club denunciado ni en sus actores. Solo una mala norma, ya discutida muchas veces pero no rectificada a tiempo, permitió que a lo menos la ley no se cumpliera", añadió.
"Podrán haber muchas consideraciones en cuanto a otra forma de ver el asunto en cuestión. Que los puntos se ganan o pierden en cancha u otras propias del folclore futbolístico. Yo solo tengo la convicción de que no se puede prescindir de reglas claras y precisas que encuadren a la actividad dentro de parámetros del buen comportamiento y apego al principio del buen deber hacer", señaló.