El delantero de Colo Colo, Javier Correa, envió un potente mensaje a los jóvenes que están empezando en el fútbol, asegurando que las nuevas generaciones "no escuchan" a los experimentados.
En diálogo con el programa xDxT, el trasandino repasó sus inicios en Instituto Central de Córdoba, donde formó parte del primer equipo con 15 años y debutó a los 16. "En mi categoría hacía lo que quería. Pensaba que era siempre así, contestaba mal y volvía a jugar. Nunca me sacaron ni me suspendieron. Todas esas cosas me pasaron en primera, y eso no se perdona. Creo que ningún club está con esa intención de educar a un pibe que por ahí no entendía nada", comenzó.
"Trato de ser más un psicólogo para mis compañeros y decirles: 'estas cosas no las hagas' porque en ese momento yo no las tuve y me costaron años de carrera (...) porque vos sabés que si entrás por el lado bueno los pibes te dan el 100. Ahora si te querés hacer el verdugo, el capitán, chao, te matan", complementó.
El goleador albo puntualizó que "hoy los presupuestos y la plata que manejan los equipos de fútbol y cada jugador son distintos. Vos si querés ponerte un cono en la cabeza, ponételo. Con tu plata hacé lo que quieras, obviamente después no vengas a llorar que estás comiendo arroz con papas".
"El tema es que tú le decís a un pibe, no te comprés ese auto y te dice: '¿Por qué no, si yo la plata la tengo?' Va y se lo compra. Después, adentro de la cancha, el auto no juega. Adentro de la cancha tenés que entrenar al 100, venir temprano, acostarte temprano, hacer lo que tienes que hacer. Después hay vacaciones para hacer lo que quieras, comer asado, ir al baile, lo que vos quieras", argumentó Correa.
Tras esto, señaló que "los pibes de hoy no te escuchan de esa manera. Quieren las mejores zapatillas, tienen el anillo, el iPhone, tienen todos los detallitos que hacen caminar por la calle para que te digan 'che, ese es jugador de fútbol".
"Todos los clubes deberían tener un loco retirado, que haya jugado, que haya sido alguien entre el vestuario, la calle y los pibes, porque si no es muy difícil. Todos los pibes quieren salir, quieren darse a conocer, que juegan en primera y los reconozcan en la calle. Después tiene sus pro y sus contra, porque sabes que si va bien estás con la flechita para arriba, y cuando está mal... suerte", cerró.