Tres médicos que atendieron a Diego Maradona poco antes de su muerte -25 de noviembre de 2020- aseguraron este jueves durante el juicio contra siete profesionales de la salud que la operación en la cabeza a la cual fue sometido el histórico exjugador, tras la indicación del imputado Leopolod Luque, era innecesaria.
"El paciente tenía que seguir en observación, pero no operarse", sostuvo Guillermo Burry, jefe de neurocirugía del sanatorio Ipensa, ante el tribunal.
Maradona ingresó al recinto asistencial situado en la ciudad de La Plata el 2 de noviembre de 2020 y le hicieron una tomografía computada que reveló un hematoma subdural descrito, por Burry, como “pequeño, leve". "El paciente no demostraba un riesgo ni una emergencia quirúrgica", mencionó el neurólogo de Ipensa, Martin Cesarinni, otro de los profesionales que declaró este jueves.
El médico clínico Marcos Correa contó que cuando identificaron el hematoma, se le comunicó al paciente y transmitió la recomendación de no operar. Tras ver los estudios, Luque dijo rápidamente que el '10' debía ser operado.
Ante esto, Burry se negó a llevar a cabo la operación en el sanatorio. "Lo decidí como jefe del área. Para nosotros no era el momento porque había otras prioridades y el paciente no estaba compensado. Que lo vea un médico clínico, un cardiólogo, pero operar no", expuso.
Según describieron los médicos en su testimonio, Luque insistió en la necesidad de la cirugía y, sin la intervención de la familia, coordinó el traslado del exfutbolista a la Clínica Olivos, donde un día después, el 3 de noviembre, se le practicó la que sería la última operación antes de su fallecimiento.