Dos días antes de la final del Mundial de Qatar 2022 entre Argentina y Francia, Alejandro "Papu" Gómez se enteró que había dado positivo en un control de doping. Desde ahí en adelante ha vivido un drama a nivel personal.
“Me llega por mail dos días antes de la final que había dado positivo. En la final del Mundial que te llegue una noticia así es horrible, me enfermé esos dos días, estuve muy mal, estuve con fiebre, seguramente me bajaron las defensas, estaba para atrás. Imagínate festejando pero siempre con la cabeza en qué va a pasar”, reveló Gómez en una entrevista con Juan Pablo Varsky en Clank!.
“No se lo quise decir a nadie porque no quería que la gente esté en otro lado que no sea jugar la final del mundo. Me parecía muy egoísta de mi parte ir a contarle algo feo así a los chicos que estaban por jugar una final del mundo, así que me la guardé para después del partido”, agregó.
“Cuando te cuentan algo así no es que puedes decir mucho, dices ‘qué cagada, tranquilo, se va a solucionar’, cosas normales. Tampoco puedes decir mucho. Después, obviamente viajamos hasta Argentina, 30 horas, los festejos, el caos, todo normal cada uno sigue con su vida”, continuó.
Pero lo peor llegaría casi un año después. En octubre de 2023 salió a la luz que había dado positivo en un control antidopaje cuando aún era jugador del Sevilla, y que le habían realizado en noviembre de 2022. El club español y el propio jugador rescindieron de mutuo acuerdo su contrato y, ya como agente libre, fichó por el Monza, donde apenas pudo jugar dos partidos.
Y es que tras ello lo sancionaron por “negligencia grave” por haber consumido terbutalina, una sustancia prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), pero que no mejora el rendimiento. Un día después, el futbolista publicó un comunicado en sus redes sociales, donde aseguró que tomó por error un jarabe para la tos de su hijo menor.
"No podía hacer nada"
Gómez fue castigado con 2 años de suspensión y hoy, cuando transcurren los últimos 10 meses, reveló el drama que ha vivido.
"El primer año fue complicado porque no podía hacer nada. No me permitían entrenarme con el equipo, no podía entrar a la Ciudad Deportiva del Monza. Entonces tenía que entrenarme solo. No podía hacer el curso de entrenador, como tenía tiempo me quise poner a entrenar o hacer algo. Cuando te suspenden, te suspenden de todas las actividades deportivas”, comentó.
“Pasé de ser campeón del mundo a que no me llame nadie, desaparecer del medio o no jugar más. Hay que saber convivir con eso. Ni cuando estás allá arriba eres el mejor ni ahora eres el peor. Sólo hay que saber priorizar otras cosas”, reflexionó.