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Las heridas que dejó la falta de socialización: denuncias por maltrato entre escolares se disparan en 2022

La cifra es la más alta en nueve años, de acuerdo al registro de la Superintendencia de Educación. Distintos miembros de la comunidad educativa apuntan al desarrollo emocional de niñas, niños y adolescentes para salir de la violencia incrementada tras la pandemia; mientras que profesores que se focalizaron en el desarrollo social durante el año confirman los buenos resultados. Todo, en una sociedad que pareciera cada vez más agresiva.

24horas.cl

Foto: 24horas.cl

Viernes 30 de diciembre de 2022

“Cuando volvimos (a clases) teníamos alrededor de 30 accidentes todos los días, mediaciones (por peleas) realizadas por el equipo psicosocial compuesto por la asistencia social y la psicóloga; ellas no daban abasto y todo los directivos trabajábamos en esto. Vimos que nada daba resultado. ¿Cómo íbamos a lograr aprendizaje si había niños que estaban tan violentos?”.

Luz Morgado es Jefa de la Unidad Técnica Pedagógica en la Escuela Alicia Ariztía de la comuna de Lo Espejo. Junto a la comunidad a la que pertenece vivió la dificultad de volver a las clases presenciales luego de dos años de pandemia.

El escenario que enfrentaron estuvo cerca del caos. Los niños y niñas que asisten al establecimiento -de primero básico a octavo- tenían constantes conflictos entre ellos, llegando incluso a los golpes.

“En aula nos pasó que niños que son familiares o amigos y estaban todo el día juntos, terminaban agrediéndose físicamente. Nos pasaba sobre todo en los cursos de quinto a octavo, que ellos partían jugando y terminaban peleando”, relata la profesora.

Marco Durán es director de la Escuela María Teresa del Canto en la comuna de Catemu, Valparaíso. En su comunidad escolar también vivieron las consecuencias de las agresiones entre sus estudiantes.

“Cuando recién ingresamos al colegio en el mes de marzo, se notaba un ambiente medianamente tenso a lo desconocido más que nada, ya que tanto los docentes como los asistentes y los niños en particular no sabíamos qué iba a suceder. Era todo una incertidumbre, no sabíamos si íbamos a estar un tiempo, íbamos a tener que regresar, que la vacuna… entonces había un sinnúmero de situaciones”, recuerda.

En 2022 los establecimientos educacionales de todo el país retornaron a las salas de clases luego de los dos años más crudos de la pandemia. Había nerviosismo por las medidas sanitarias, pero uno de los fenómenos que llamó más la atención fue la violencia entre estudiantes; no por existir, sino por los grados de agresividad y la frecuencia de los hechos.

Durante todo el año se registraron casos de mala convivencia escolar a lo largo del país. Como ejemplos, a pocas semanas del inicio del año escolar la prensa contaba de una masiva pelea que terminó en golpes entre varios estudiantes de Curicó.

En junio se viralizaba la agresión a un profesor por parte de sus alumnos en Tocopilla.

Y en octubre, casi terminando el año, los casos seguían aflorando en redes sociales. La nota de 24horas muestra como dos adolescentes agreden a una tercera en un colegio de Antofagasta.

Carlos Díaz, presidente del Colegio de Profesores, señala que durante el 2022 “en muchas partes de Chile se generaron pugilatos o peleas entre estudiantes. Llama la atención la conducta que se genera, por un lado, de los que se están agrediendo mutuamente, que se están golpeando; pero también del entorno, era habitual que los jóvenes hacían una especie de rueda para que en el medio estuviera la pelea, el pugilato, y todos observando, más que intentando separar, y muchos de ellos grabando con sus celulares lo que estaba allí ocurriendo”.

De acuerdo con las estadísticas de la Superintendencia de Educación, al 15 de noviembre el año 2022 ya tenía la mayor cantidad de denuncias por maltrato entre estudiantes desde que se tiene registro.

Pero este no es un fenómeno nuevo. En 24Data analizamos las planillas que tiene la Superintendencia publicadas en su página web desde el 2014. Ahí se puede ver la cantidad de denuncias interpuestas por las familias o instituciones educacionales respecto a determinados temas: gestión de recursos financieros, infraestructura, seguridad e higiene y convivencia escolar; entre otros.

En la convivencia escolar se consideran denuncias por derechos y garantías constitucionales, discriminación, instancias de participación de la comunidad educativa, maltrato a miembros adultos de la comunidad, maltrato a párvulos y/o estudiantes, medidas disciplinarias, retención de documentos y situaciones de connotación sexual.

Al focalizarnos en la categoría “Maltrato a párvulos y/o estudiantes”, hay un subtema específico que registra las denuncias de agresiones solo entre escolares, excluyendo el nivel párvulo. Esta última es la analizada en el siguiente gráfico,

Asimismo, la Superintendencia de Educación comunicó a 24Data que 2022 tenía hasta el 15 de noviembre un 48% más de denuncias que el promedio entre 2018 y 2019. 


LOS EFECTOS DE LA FALTA DE SOCIALIZACIÓN Y LA AGRESIVIDAD DE LOS ADULTOS 

Claudia Hirmas, profesora y parte del Consejo Asesor para la Convivencia y la No Violencia del Ministerio de Educación, detalla que “hay muchos factores que están interviniendo (en la violencia), uno súper importante es la falta de espacios de socialización de los estudiantes durante dos años. La escuela efectivamente es un espacio donde los niños aprenden a relacionarse, aprender a convivir; entonces un niño que estuvo encerrado en su casa durante dos años y vuelve a la escuela viene con falta de desarrollo de habilidades sociales, comunicacionales y falta de habilidad para resolver conflictos”.

Hirmas también señala que las cifras de violencia en 2022 hay que ponerlas en perspectiva y afirma que a medida que la gente va conociendo a la Superintendencia de Educación, recurre más a esta. El ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, coincide en el análisis e indica que cuando hay más conciencia “principalmente en las familias respecto de que existe una institución que se dedica a la fiscalización o la atención de las denuncias por vulneración de derechos, nos vamos a encontrar con más denuncias”.

Sin embargo, el titular de la cartera sostiene a 24Data que “sí hay un problema” y también apunta a la falta de socialización durante la crisis sanitaria como principal factor para “hacer crisis” al volver al sistema escolar.


Desde la Fundación Educación 2020, la coordinadora de incidencia pública Consuelo Iturrieta sostiene que la violencia entre estudiantes es un problema sistémico que venía desde antes y ahora se agudizó.

“También tenemos que entender que este no es un problema de la escuela solamente, sino que es un problema que venimos viendo socialmente y que además se ve agravado porque llevamos años de mucha incertidumbre y muchos estreses que nos hacen ver que el maltrato entre estudiantes se ha visto aumentado más llamativamente”, añade.

Claudia Hirmas complementa que “toda la situación socioeconómica y sociopolítica en Chile ha afectado el bienestar de las familias. Las familias completas están viviendo en condiciones mucho más complejas, con altos niveles de desigualdad, con muchas horas de los padres y madres ocupados en el trabajo. Los profesores acusan mucho abandono de parte de la familia, pero si tú lo miras desde la perspectiva de la familia para poder vivir se necesita que ambos padres trabajen, porque si no no hay como generar los ingresos suficientes para vivir”.

La profesora Luz Morgado de la Escuela Alicia Ariztía en Lo Espejo recuerda un tenso momento que incluso involucró a apoderados, y que fue el punto de inflexión para entender que estaban ante un ambiente distinto al que había previo a la emergencia sanitaria.

La docente rememora que en una ocasión se produjo un conflicto entre dos niñas. Sin embargo, se llegó a la mediación, se informó a los apoderados y el impasse pareció resolverse. Pero horas más tarde fueron los padres quienes recurrieron a las armas para defender sus posturas.

No fue la única vez que la comunidad enfrentó a padres violentos.

“Llegó un momento en que no podíamos dejar entrar a los apoderados. Nos pasó también una vez que dos niñas pelearon y una de las apoderadas estaba en el hall esperando que trajeran a su hija,  va y se metió  a la cancha a agredir verbalmente a la otra niña”, comenta la docente.

El presidente del Colegio de Profesores, Carlos Díaz, afirma que “la violencia se ha tomado todos los espacios que tienen que ver en la forma cómo nos relacionamos. La sociedad, hoy en día, resuelve sus problemas violentamente. Vemos que hay una violencia que muchas veces está expresada también en la imposibilidad, para un sector amplio de la sociedad, de acceder a cuestiones elementales y derechos fundamentales como la educación, por ejemplo”.

¿Qué es la convivencia escolar?

La convivencia escolar es el conjunto de las interacciones y relaciones que se producen entre todos los actores de la comunidad (estudiantes, docentes, asistentes de la educación, directivos, padres, madres y apoderados y sostenedor), abarcando no solo aquellas entre individuos, sino también las que se producen entre los grupos, equipos, cursos y organizaciones internas que forman parte de la institución. Incluye también la relación de la comunidad escolar con las organizaciones del entorno en el que se encuentra inserta.

Política Nacional de Convivencia Escolar, Ministerio de Educación (2019)

Para salir de este cuadro de agresiones que estaría afectando a toda la sociedad, las fuentes apuntan a una educación más integral y menos adultocéntrica; entendiendo, además, que los adultos y la resolución de nuestros conflictos es referencia constante para los más pequeños. Parece difícil e incluso injusto pedirle a los niños, niñas y adolescentes que tengan buena convivencia si en los otros ámbitos no están viendo buenos ejemplos.

“Hoy por hoy decimos ‘cómo se ve esto en las salas de clases’, pero tú dices a ver, mira un segundo la calle o mira un segundo el Congreso y no sabemos cómo hacerlo (…) así como se aprende a sumar a restar, cualquier contenido, también se aprende a convivir”, dice Consuelo Iturrieta de Educación 2020.

“Tiene que ver con el estilo de sociedad que estamos formando (...) si nosotros como padres y madres dentro de nuestros propios espacios de formación, de nuestros espacios vinculares, no hablamos de temas tan importantes como la empatía, cómo valorar las necesidades emocionales del otro, por ejemplo; si yo no socializo a mi hijo y a mi hija en eso, lo más probable es que mi hijo y mi hija no va a comprender o no va a desarrollar esas habilidades sociales que son tan fundamentales”, indica la psicóloga de la USACH María Elena Duarte, quien cuenta con 24 años de experiencia en el área clínica y educativa.

Para enfrentar el escenario, a principios de este año, el nuevo Gobierno lanzó “Seamos comunidad”, la política pública de reactivación educativa integral con el foco puesto en la convivencia, bienestar y salud mental, el fortalecimiento y activación del aprendizaje, entre otros.

El Ministerio de Educación distribuyó en todos los establecimientos educacionales del país una instrucción llamada “Orientaciones para la jornada de reencuentro y cuidado con los espacios educativos”. La idea de esta actividad era reservar un día para que la comunidad escolar pudiera sentarse a conversar sobre los dos años vividos fuera de las aulas.

Se desarrolló un Programa Territorial de Convivencia en 60 comunas, las cuales fueron elegidas según las denuncias ingresadas en la Superintendencia de Educación y la gravedad de estas. Aquí, a través de un convenio con universidades, los alumnos podían acceder a atención de salud mental, centrado en el desarrollo emocional, la prevención del suicidio, así como el acompañamiento a las comunidades y trabajo con los profesores.

También se implementaron casi 400 talleres de convivencia escolar y habilidades socioemocionales, generando capacitaciones para profesores a lo largo del país.

Por último, el titular de la cartera señala a 24Data que se está trabajando en actualizar la Política de Convivencia Escolar.

Si uno se fija, la convivencia escolar es la base para la reactivación educativa. Antes de entrar en la recuperación de esos aprendizajes que los niños perdieron, por ponerlo más claro, la lectoescritura, yo necesito que los niños estén bien, que las niñas estén bien, que los jóvenes estén bien, que tengan un espacio de bienestar, de confort, de aprehensión, de regulación, especialmente sobre las normas, y eso significa que una adulta, un adulto que tenga conciencia clara del poder que tiene respecto de que es un guía de otros”, comenta el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila.

Por su parte, ante el aumento de denuncias por maltrato entre estudiantes, la Superintendencia de Educación afirmó a 24Data que están realizando trabajo de acompañamiento a los establecimientos educacionales, orientando y capacitando sobre el sentido profundo de la normativa, la correcta aplicación de reglamentos internos, manuales de convivencia y protocolos de actuación. A su vez, para fortalecer la participación ciudadana y la convivencia, se realizan seminarios, charlas y talleres con estudiantes y equipos directivos, y se promueve la mediación y la resolución colaborativa de conflictos al interior de los establecimientos.

Pero las medidas tomadas por las autoridades no son suficientes para varios integrantes de la comunidad educativa. Carlos Díaz, presidente del Colegio de Profesores, señala que se necesitan “proyectos de ley que puedan también, desde lo legislativo, abordarse para entregar herramientas y apoyo a las comunidades educativas. Hoy las comunidades educativas están completamente solas enfrentando la problemática. Hay una visión y una perspectiva desde el Ministerio de entender y de empatizar con lo que está ocurriendo; pero no basta con solo empatizar, que es lo que hemos visto en este año de Gobierno del actual Presidente, sino que nos parece que aquí se requiere por sobre todo políticas concretas y lineamientos concretos, y por cierto, apoyo concreto a las comunidades educativas. Eso en realidad no ha llegado a los espacios escolares”.

Una opinión parecida surge en la Asociación Nacional de Padres y Apoderados. El presidente de Anapaf, Ricardo Salinas, indica que “necesitamos reforzar los equipos multidisciplinarios de profesionales que nos puedan ayudar en los casos más complejos. Se necesita mucha capacitación también, o recordar los insumos que los docentes e incluso las familias deben manejar para la contención de alumnos que tiendan a la violencia. Necesitamos espacios para poder hablar con las familias y hablar con todos; no tan solo los docentes, los asistentes de educación que de alguna manera se relacionan con los estudiantes también tengan esas herramientas, las habilidades blandas para poder hacer entender y comprender a los chicos que ese no es el camino”.

En el mismo sentido, Díaz señala que “pretender resolver los serios problemas de convivencia que hay hoy día en las escuelas con un psicólogo para 700 niños, por supuesto que es un saludo a la bandera”.

La jefa de la Unidad Técnica Pedagógica en la Escuela Alicia Ariztía, Luz Morgado, se refiere al poco acompañamiento del Ministerio que sienten los profesores con frecuencia. En un momento en que los docentes tenían el desgaste propio y personal de la misma pandemia y el cansancio de haber hecho clases vía telemática durante los dos años anteriores.

Morgado relata que a veces las directrices desde el ministerio llegan tarde, a comienzo de año por ejemplo, pero los docentes deben trabajarlas mucho antes; retraso que se vio acentuado por el cambio de autoridades gubernamentales que se dio en 2022. “A nivel gubernamental, comunal, esto siempre ha estado desfasado, por eso nos hemos sentido abandonados”, dice.

“La educación es un sistema, y una escuela no se puede dejar sola y menos cuando tienes limitaciones porque no es lo mismo una escuela particular que tiene la autonomía en los recursos”, sentencia.

Respecto a las críticas, el ministro Ávila afirma: “Hay que entender cuál es la definición respecto del Ministerio de Educación como órgano rector de la política educativa. El Ministerio lo que hace es precisamente -dentro de sus tareas- entregar recursos, herramientas y orientaciones”.

La autoridad sostiene que siempre el ejercicio va a estar situado en la escuela, pero como Ministerio se deben preocupar de no exacerbar los temas burocráticos, así como en la correcta distribución de recursos.

Yo entiendo cuando mis colegas señalan abandono, pero también es importante señalar que toda la gestión, no solo en términos educativos o administrativos, sino que también financiera, por ejemplo, está dada por el papel que cumplen los sostenedores (...) cualquiera de ellos sea, inviertan los recursos que le estamos entregando desde el Ministerio de Educación, precisamente para que ese abandono sea mucho menor”, indica, y agrega que en orientación no hay abandono.

La experta en convivencia escolar Claudia Hirmas enfatiza en que se requiere un “conjunto de políticas públicas de distintas áreas (...) Necesitamos políticas sociales y culturales, por ejemplo necesitamos más áreas verdes en los distintos barrios, necesitamos incentivar la música, el acceso a la cultura, calidad de vida en el fondo”. En tanto,  Educación 2020 sugiere que el Estado entregue mayor apoyo a los establecimientos educativos,  por ejemplo en programas de innovación educativa que puedan ser escalables, para aprender a generar vínculos positivos y sanos.

LA LLAVE MAESTRA DE LAS EMOCIONES 

Después de ingratos episodios en la Escuela Alicia Ariztia de Lo Espejo, los profesores dieron con la clave para mejorar la convivencia escolar: las emociones.

Partimos con incorporar actividades diarias para conocer emociones. Se trabajó mucho en conocer las emociones, cuál es el significado de estas, cómo se sentían ellos cuando llegaban, qué era lo que les gustaba; entonces cada día al comenzar la clase se trabajan 10 minutos las emociones y después cuando se iban ¿cómo llegué y cómo me voy?

Compartir, tener recreos más largos, ocuparse en actividades diferentes fue el salvavidas de esta comunidad. Los resultados son esperanzadores: disminuyeron las mediaciones por desencuentros y los accidentes diarios.

“Un niño feliz, un niño seguro aprende más”, remata Morgado.

Para Consuelo Iturrieta el desarrollo emocional de los estudiantes es primordial a la hora de lograr generaciones más sanas a largo plazo.

“Necesitamos avanzar hacia generar espacios de más esperanza. Necesitamos que estén en la escuela en un espacio seguro, donde se sientan protegidos. Es tan sencillo como pensar que un espacio de inseguridad o donde puede sufrir maltrato cómo va a aprender. Desde Educación 2020 hemos trabajado en instalar como una alerta ciudadana que necesitamos más y mejor desarrollo socioemocional; tanto en las comunidades educativas, como en los adultos que están en las escuelas, pero también en la familia, en los medios de comunicación y para que decir los tomadores de decisión, incluso en el parlamento”.

En la fundación llevan un tiempo trabajando en el programa Emociones Primero, una campaña apoyada por la Embajada de Estados Unidos, que busca promover experiencias educativas centradas en la educación socioemocional.

“Nosotros creemos que parte del problema es que no estamos viendo la educación de manera integral sino que la estamos trabajando de manera parcelada y desde una perspectiva adultocéntrica. Entonces avanzar hacia culturas escolares que pongan como protagonistas a los y las estudiantes y los entiendan desde una perspectiva editorial nos permite también experiencias en las salas más significativas”, dice Iturrieta.

Educación 2020 también implementa una estrategia de aprendizaje llamada tutoría de pares, donde un tutor enseña algún tema específico a un tutorado, generando un vínculo entre ambos. En este contexto, la Escuela Alicia Ariztia de Lo Espejo fue reconocida por la Red Latinoamericana por la Educación gracias a las medidas tomadas y contribuir a la prevención de la violencia escolar.

En la Escuela María Teresa del Canto tomaron un rumbo parecido para enfrentar la violencia. El director Marco Durán relata que la comunidad escolar se dio “la posibilidad de tener alguna alternativa académica-pedagógica” que permitiera a los alumnos desconcentrarse de todo lo tenso que nos tocó vivir durante la crisis sanitaria.

Con esta intención se ofrecieron talleres sobre varias temáticas, desde trekking, reciclaje, ciclismo, bisutería, costura, deporte, baile entretenido, ciencia entretenida, entre otros. Además se flexibilizó el uso del uniforme escolar: “el alumno podía ir con el pelo como él quisiera, con su piercing, para poder tener un tema de identidad de género, una identidad como persona. Eso nos ayudó bastante en ese sentido de cómo poder establecer un mejor diálogo con este ‘nuevo adolescente’ que venía postpandemia”.

También se potenciaron nuevas formas de aprender y desarrollar las distintas habilidades, realizando viajes que les permitió a los niños y niñas salir a excursiones, museos, etc. Con esta medida la comunidad educativa pudo afianzar lazos entre profesores y alumnos de distintos niveles.  

La mayoría de estas actividades para mejorar la convivencia se lograron debido a la posibilidad de flexibilizar los horarios dentro del aula que permitió el ministerio durante el primer semestre. Luz Morgado destaca la iniciativa como algo que podría perpetuarse en el tiempo y que sería súper importante a nivel curricular”.

Por su lado, el director de la Escuela María Teresa del Canto, Marco Durán, está convencido que la salida a la violencia es un giro en la educación, para que los niños, niñas y adolescentes desarrollen habilidades blandas y emociones que les permitan crecer mejor.

 Créditos: 

  • Periodistas: Paz Fernández y María José Sara Zaror. 
  • Audiovisual: José Cubillos. 
  • Tratamiento de imágenes: Natalia García.