El hambre provocada por los conflictos bélicos ha alcanzado máximos históricos, de hecho, actualmente cobra entre 7.000 y 21.000 vidas diarias en todo el mundo.
La impactante información es parte del informe "Food Wars" de Oxfam Intermon, publicado por el Día Mundial de la Alimentación. En el documento se analizan las realidades de 54 países afectados por conflictos, situación que deja a casi 281,6 millones de personas padeciendo hambre aguda.
"La mayoría de las guerras de finales del siglo XX y principios del XXI han sido 'guerras alimentarias': comida y hambre se utilizaron como armas; alimentos, agua y energía relacionadas con los alimentos e infraestructuras sufrieron daños intencionales o incidentales, y la inseguridad alimentaria persistió como un legado de la destructividad del conflicto", dice el informe.
"Con frecuencia, la inseguridad alimentaria, a su vez, es un desencadenante o una causa subyacente del conflicto. En 2023, la inseguridad alimentaria aguda a nivel de crisis alcanzó un máximo histórico, con violencia".
Además los conflictos bélicos también han provocado masivos desplazamientos forzosos, los cuales tienen una cifra récord de más de 117 millones de personas.
Las crisis alimentarias, según la organización, son en gran medida provocadas. De esta forma, cerca de medio millón de personas en Gaza -donde actualmente no llega el 83% de la ayuda alimentaria necesaria- y más de 750.000 en Sudán "se están muriendo de hambre debido a los efectos mortales de las guerras en los alimentos, que probablemente perdurarán a lo largo de generaciones".
La población que estaba en emergencia alimentaria en 2023 era de más de 36 millones de personas en 39 países y territorios. Incluso, en al menos 11 de esos países -todos ellos afectados por conflictos- más de 1 millón de personas se enfrentaron a la inseguridad alimentaria aguda.
Países y territorios con más de un millón de personas con inseguridad alimentaria aguda
Los conflictos suelen acentuar otros factores, como los fenómenos climáticos, la inestabilidad económica o las desigualdades, devastando los medios de vida de la población. Por ejemplo, continúa el informe, la crisis alimentaria en África Oriental y el sur de África se ha visto agravada por fenómenos climáticos como las sequías o las inundaciones, sumadas al aumento de los precios de los alimentos a nivel global, un aumento asociado a los cierres durante la pandemia y a otras interrupciones de la cadena alimentaria relacionadas con la guerra entre Rusia y Ucrania.
Cuatro días caminando con su hijos
Muchas de las personas desplazadas son mujeres, niñas y niños. Este es el caso de Aisha Ibrahim, de 37 años, que tuvo que caminar durante cuatro días con sus cuatro hijos, desde su hogar en Sudán hasta Joda, al otro lado de la frontera en Sudán del Sur. Dejó atrás a su marido para proteger su hogar. "Antes vivía en una casa de verdad. Nunca me habría imaginado estar en esta situación", ha afirmado.
Teniendo en cuenta la situación actual, el compromiso de la comunidad internacional de lograr el objetivo "hambre cero" para 2030 continúa siendo poco realista. Oxfam Intermón afirma que los Estados y las instituciones de todo el mundo, incluido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, deben exigir responsabilidades a quienes cometan "crímenes de hambre", de acuerdo con el derecho internacional.
En su opinión, para romper el círculo vicioso de la inseguridad alimentaria y los conflictos, los líderes mundiales "deben abordar de frente las condiciones que los generan: el legado colonial, las injusticias, las violaciones de los derechos humanos, y las desigualdades, en lugar de ofrecer soluciones rápidas que solamente funcionan como parches".
"Los esfuerzos por lograr la paz deben ir acompañados de inversión en protección social y fomento de la cohesión social. Las soluciones de carácter económico deben priorizar el comercio justo y los sistemas alimentarios sostenibles", ha concluido Emily Farr, responsable de Seguridad Alimentaria y Económica de Oxfam Intermón.