Uno de los principales nuevos hábitos adquiridos por la mayoría durante la pandemia es el uso de mascarilla, objetos esencial para poder salir a la calle y que sigue siendo obligatorio en Chile al interior de locales comerciales cerrados.
Sin embargo, el cubrebocas ha dejado de ser obligatorio en la vía pública, medida replicada en gran parte del mundo y que trajo consigo un nuevo problema denominado el 'síndrome de la cara vacía'.
Básicamente este fenómeno se trata de que las personas tienen problemas para dejar de utilizar el barbijo por la sensación de desprotección que esto genera, además de las inseguridades de ciertas personas respecto a su aspecto físico.
De acuerdo con la psicóloga sanitaria y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes de Madrid, Silvia Álava, en estos nuevos escenarios más flexibles con algunas normas sanitarias, "es completamente lógico y normal que ahora nos cueste quitarnos las mascarillas porque llevamos dos años recibiendo el mensaje de que hay que llevarla y es lo que frena y nos puede librar del contagio del COVID-19".
Inseguridades
Otro de los puntos mencionados por la especialista tiene que ver con la relación con el aspecto, el cual tras dos años y contando de pandemia cambió para todos, despertando inseguridades a la hora de dejar de utilizar la mascarilla.
La experta señaló que las personas "se acostumbraron a llevar la cara tapada durante dos años y a que no vean su rostro, a no mostrarse tal y como son, y esto hizo que alguien con pequeñas inseguridades no se haya tenido que enfrentar a ello y ahora les cuesta más exponer su rostro", consignó Infosalus.
Además de ello, Álava recordó que las emociones donde más las podemos ver es en la cara, especialmente en la boca, por lo que las personas más tímidas se tienen a sentir mas 'desnudos' sin la mscarilla.
Según la especialista, quienes están más expuestos a este síndrome de la cara vacía son los adolescentes, ya que ellos "creen que van a estar expuestos, que no les han visto la cara y les da miedo que les puedan ver unos dientes que no están perfectamente alineados, que tienen una serie de granos. Todo esto hace que algunos jóvenes les cueste quitarse la mascarilla".
No obstante a ello, la psicóloga dijo que "esto siempre ha ocurrido. Es habitual en esta edad sentirte más inseguro con respecto a tu cuerpo o tu cara. Antes veíamos cómo algunos adolescentes se tapaban parte del rostro con el pelo y en estos dos años lo han hecho con la mascarilla".
También recordó que los adolescentes más jóvenes o preadolescentes que empezaron a utilizar el barbijo con 10 años ahora tienen 12 y su cara cambió totalmente, por lo que a algunos pueden tener mayores aprehensiones con su aspecto.
Consejos para superar el síndrome de la cara vacía
Una de las primeras cosas que tenemos que tener en cuenta, según Álava, que si bien existe la posibilidad de quitarse el cubrebocas, no es obligatorio hacerlo.
"Si te cuesta es importante pararse y ver por qué te está costando, qué es lo que ocurre, y cuál es la emoción que hay debajo", explicó la psicóloga.
En esa misma línea destacó que no es lo mismo tener dificultades a la hora de dejar de utilizar la mascarilla no es lo mismo el tener miedo al contagio que el tener inseguridad por el cómo luces sin esta.
Respecto a lo primero siempre es importante ir viendo la evolución de la pandemia en el país y los consejos de las autoridades sanitarias, tal como lavarse las manos, mantener la distancia y vacunarse, entre otros, para así comenzar a dejar de usarla en los momentos permitidos por las mismas, manteniendo siempre el autocuidado.
En cambio, "si me da vergüenza tendré que trabajar mi seguridad y autoestima y aceptarme tal cual soy yo, y aquí es importante el ir exponiéndose poco a poco, y luego ir abriendo más círculos", afirmó la especialista.
Álava continuó indicando que "el eje a trabajar sería la seguridad y la aceptación de mi cara y de mis complejos. O si se tiene vergüenza el ser consciente de que los cambios forman parte de la vida".
Sin embargo, si estas emociones ya interfieren con la vida diaria y las emociones que genera el dejar la mascarilla son muy desagradables es necesario pedir ayuda a un profesional de la salud mental para tratar este tema antes de que pueda evolucionar a un problema mayor.