El Gobierno puso urgencia al proyecto de ley que busca abolir la pena de muerte por traición a la patria que aún rige en la justicia militar.
Si bien el acuerdo político de 2001, donde el expresidente Ricardo Lagos y el exministro José Antonio Gómez firmaron la derogación de la pena capital en la justicia civil, este dejó abierta la posibilidad de que la militar condene al pelotón de fusilamiento a quien, en tiempo de guerra, abadone su trinchera, se rinda ante un enemigo, afecte una operación naval, se niegue a cumplir órdenes o traicione a la patria.
Después de 21 años de aquel acto, se busca reemplazar dicha condena por la de presidio militar perpetuo calificado, lo que ha derivado en un intenso debate al interior del Congreso.
"En décadas esto no se ha aplicado, no sé por qué esto podría ser prioridad para el Gobierno, mientras tenemos una crisis de seguridad galopante en el país. Podemos discutirlo después, hoy no es el momento", puntualizó Luis Sánchez, diputado del Partido Republicano.
Contraria a esta opinión, la diputada independiente Lorena Fries, señaló que "constituye un acto de reparación respecto de las víctimas que fueron ejecutadas producto de los consejos de guerra", agregando que la ampliación de la justicia militar permitió "aplicar pena de muerte en más de 700 casos".
Debate y temas valóricos
Esta discusión entre parlamentarias y parlamentarios también detonó en temas valóricos, donde la condena capital fue comparada con el aborto en medio de la defensa de los derechos humanos.
"Lo voy a apoyar (el proyecto), pero creo que cuando nosotros decimos defender los derechos humanos, defendemos los derechos humanos de todos los seres humanos, (incluso) del que está por nacer, a propósito del aborto", esgrimió Miguel Ángel Calisto, diputado de la Democracia Cristiana.
En este sentido, la diputada comunista, Karol Cariola, puntualizó que "soy contraria a la pena de muerte", y añadió que "no comparto que la interrupción voluntaria del embarazo sea lo mismo que la pena de muerte, es mezclar debates que son distintos".
Los últimos ejecutados
Cabe destacar que las últimas personas condenadas a pena de muerte, fueron los psicópatas de Viña del Mar a mediados de la década de los 80.
Más tarde, en 1996, el expresidente Eduardo Frei, con el poder de su firma, le perdonó la vida a Cupertino Andaur, hombre acusado de violar y asesinar a un niño de 9 años.
"La pena de muerte es tan inhumana como el crimen que la motiva. Solo Dios da la vida, solo Dios puede quitarla", aseveró el exmandatario en ese momento.