A las 7 de la mañana de un día cualquiera, mientras realizaba su habitual recorrido desde Lampa hacia el terminal San Borja de Estación Central, Tomás Bustos detectó algo inusual. Desde su asiento observó a dos sujetos haciendo señas sospechosas desde una vivienda. Uno de ellos portaba una pistola.
Con nervios de acero y sin otra herramienta que su volante y la bocina de su micro, Tomás, con 20 años de experiencia en las micros, decidió intervenir. "El arma (mía) era tocar la bocina fuerte para que los vecinos escucharan y se percataran o salieran a ver que estas personas que estaban ahí estaban haciendo algo mal en su casa".
El ruido alertó a los habitantes del sector, quienes lograron evitar un nuevo intento de robo a su domicilio. Uno de los vecinos, aún impactado, relató: “Estábamos acostados y de repente empezó una bocina. Yo no sé quién es el chofer, pero él evitó el robo, porque de nuevo se iban a meter a la casa”.
Y no es la primera vez que este conductor sorprende con su vocación de servicio. A comienzos de año, desvió su trayecto para ayudar a una mujer en trabajo de parto, permitiendo que llegara a tiempo al hospital. “Vengo con una niña que está casi pariendo”, informaba a sus jefaturas mientras abría paso. El niño nació sano y sin contratiempos.
Este nuevo gesto de valentía no solo evitó un delito, sino que también recordó la importancia de la solidaridad en tiempos donde la delincuencia actúa en cualquier lugar y a cualquier hora.