Durante el primer semestre de este 2024, el fenómeno de El Niño predominó dentro de nuestro país, trayendo consigo intensas precipitaciones, las cuales no se registraban hace décadas en el territorio nacional. Sin embargo, durante los últimos meses del año el clima cambiará completamente, esto producto a la presencia de La Niña, evento que tiene un 65% de probabilidades de comenzar durante los meses de julio, agosto y septiembre, para asentarse completamente entre noviembre y enero.
La presencia de este fenómeno tendrá un efecto directo en las precipitaciones y las temperaturas del país. A diferencia de los meses pasados, las lluvias disminuirán considerablemente, mientras que durante los meses de verano, las temperaturas deberían ser más bajas de lo normal.
¿Qué es La Niña?
De acuerdo a lo explicado por el Instituto Nacional de Meteorología y Estadística (INMET) de Brasil, La Niña "es un fenómeno oceánico caracterizado por el enfriamiento de las aguas superficiales de la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial y por cambios en la circulación atmosférica tropical, lo que repercute en los regímenes de temperatura y precipitaciones en diversas partes del globo, incluida América del Sur". El primer registro de este evento se remonta a 1892, es complementario al fenómeno de El Niño, y tiene una duración promedio de entre 9 y 12 meses.
Su diferencia con El Niño se puede entender mediante las temperaturas del Oceáno Pacífico Ecuatorial. Esto ya que durante la presencia de este fenómeno las aguas tienden a ser más cálidas, por el contrario, cuando nos encontramos bajo los efectos de La Niña, "el océano Pacífico ecuatorial es más frío que la media histórica", describe el organismo antes mencionado.
¿Cómo afectará a nuestro país?
A diferencia del 2023, año en el que se registraron algunas de las temperaturas más altas durante los meses de verano, la presencia de La Niña en el país debería provocar una disminución de estas. De esta forma, el verano del 2025 “no debería ser tan caluroso como los dos últimos, que estuvieron marcados por El Niño", explicó el climatólogo Raúl Cordero a La Tercera.
Este pronóstico no solamente es favorable para las personas, sino que también para el medioambiente. Por ejemplo, en la zona central del país mientras más bajas sean las temperaturas durante el verano, son menos las posibilidades de la propagación de incendios forestales, como los registrados en febrero de este año. Por otro lado, Cordero explica que este fenómeno en la zona norte del país "podría potenciar el invierno altiplánico", forma en la que se conoce a las luvias abundantes durante el verano.
Sin embargo, y contrario a la zona central, las probabilidades de incendios forestales en la zona sur de Chile no disminuyen por completo, ya que frente a menos existencia de lluvias se genera el riesgo de que la vegetación se pueda secar, lo que puede ser un combustible en caso de registrarse focos de fuego.
¿A qué se debe su nombre?
Sin duda uno de los aspectos más llamativos de estos fenómenos son sus nombres, El Niño y La Niña, los cuales se remontan al 1800. En el caso de El Niño su nombre se atribuye a los pescadores de la costa Pacífica de América del Sur, quienes notaron que cada cierta cantidad de años las corrientes del mar eran más tibias, lo que provocaba una disminuición en la presencia de los peces. Debido a que este fenómeno se presentaba durante la época de Navidad, decidieron bautizarlo como El Niño, en referencia al nacimiento de Jesús. Por el contrario, para poder identificar a las corrientes más frías del océano, crearon el nombre de La Niña.