Según el Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central (BC), se prevé que la economía chilena crecerá entre 1,5% y 2,5% en 2024, mientras que la tasa de desempleo se estima en 10,3%. En este contexto, se proyecta que la inflación promedio alcanzará un 4,0% este año, con una tendencia a disminuir en 3,6% para 2025. Dichas cifras impactan directamente en los bolsillos de los trabajadores chilenos, y así lo demostró el estudio Total Remuneration Survey (TRS) de Mercer Chile, en el que se proyecta que los salarios incrementarán en un 6,0% en lo que resta del año.
“Aunque los aumentos salariales proyectados son una señal alentadora, el contexto de alta inflación y desempleo elevado genera un panorama mixto para los trabajadores chilenos. La mejora en el crecimiento económico es modesta, y la diferencia entre el aumento salarial y la inflación es preocupante, porque en una economía con niveles de crecimiento modesto, la presión sobre el mercado laboral puede ser excesiva”, señala Agustina Bellido, Líder de Carrera en Mercer Chile.
El informe también revela que el 83,6% de las compañías tienen en cuenta el IPC en sus incrementos salariales, ya sea garantizándolo o presupuestando un monto cercano. Sin embargo, un 15% de las compañías encuestadas ha definido aumentar su dotación durante 2024, mientras que un 11% ha decidido reducir su personal. “Aunque un número mayor de empresas planea aumentar su plantilla, la decisión de un porcentaje significativo de organizaciones de recortar personal sugiere que existen preocupaciones sobre la estabilidad económica y el entorno laboral en el corto plazo”, señala Bellido.
“Además, con una tasa de desempleo estimada en 10.3%, el mercado laboral enfrenta desafíos que podrían afectar la dinámica salarial en el futuro. En este sentido, consideramos que hay una notable volatilidad en estas cifras, lo que podría influir en los incrementos salariales para 2025”, añade.
Brecha de Género
Por otro lado, según la encuesta, el aumento o disminución de la brecha de género en los distintos puestos y salarios. Se reveló que solo un 9% de las mujeres ocupa el cargo de gerente general, en comparación con un 91% que son hombres. Algo similar ocurre en el cargo de directores, donde solo el 20% corresponde a mujeres. Sin embargo, la brecha disminuye en los puestos de analistas y administrativos/operativos, donde el género femenino representa el 42% y el 40%, respectivamente.
En cuanto a los salarios, se detecta la mayor diferencia entre hombres y mujeres en los cargos de directores y administrativos/operativos, con un 20% y 19%, respectivamente a favor del género masculino. Mientras que, la brecha es menor en cargos de supervisores/coordinadores, donde solo hay un 6% de diferencia siendo el sueldo de los hombres superior.
“A pesar de la diferencia, la cantidad de mujeres en los distintos puestos ha ido aumentando. Adicionalmente, respecto a las brechas salariales, comparando estos porcentajes con los de hace diez años, se observa una evolución positiva. Esto indica que las compañías están mostrando una mayor preocupación por cerrar la brecha salarial entre hombres y mujeres. No obstante, la representatividad no ha experimentado cambios significativos. Por ejemplo, en cargos de primera línea como gerente general, directores o gerentes, la diferencia entre hombres y mujeres sigue siendo considerable”, explica la ejecutiva.
A nivel de industria, la minería presenta la mayor disparidad en la representatividad de género, siendo favorable para los hombres con un 80% frente a un 20% para las mujeres. El rubro automotriz sigue siendo un sector predominantemente masculino, con un 76% de hombres y solo un 24% de mujeres. Las industrias de retail, servicios y servicios financieros tienen una mayor representatividad femenina; sin embargo, la brecha en estos tres sectores se refleja en la remuneración, ya que son los que presentan la mayor diferencia salarial a favor de los hombres.