Todo comenzó como una historia de abandono, pero terminó con un final feliz.
La gata "Ruth" y el perro de raza Dachshund, "Idgie", fueron abandonados a la orilla de una carretera en Osteen, Florida (Estados Unidos). Cuando control de animales los halló, se dieron cuenta que la gata padecía de parálisis en un gran porcentaje de su cuerpo, por lo que veían compleja la posibilidad de adopción.
Sólo pasaron tres meses hasta que Hollywood Houndz decidió adoptar no sólo Ruth, sino que también a Idgie, pues durante ese tiempo el can adoptó un comportamiento de "cuidador" del felino, a tal punto de no despegarse de ella en ningún momento del día.
Houndz afirma que cada vez que Idgie tiene un juguete nuevo, se lo lleva a Ruth para compartirlo, puesto que ella no se puede mover del todo.
Las siestas juntos y la compañía que se han hecho en este tiempo han permitido que los animales le doblaran la mano al destino demostrando que es posible colaborar entre distintas especies.
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