Preferir una ensalada en vez de comida rápida es una opción saludable. El problema comienza cuando estas elecciones se trasforman en un régimen con conductas obsesivas que llevan a eliminar de la dieta grupos de alimentos, como granos, azúcares o productos animales.
El psicólogo de Clínica Alemana Jaime Silva explica que si bien esta tendencia –conocida como ortorexia- no es un trastorno psicopatológico aceptado como tal por la comunidad científica, sí “se han realizado descripciones y reportes de casos de pacientes que han presentado trastornos nutricionales importantes debido a una selectividad alimentaria muy radical”.
El término ortorexia deriva del vocablo griego orthos, que significa ‘justo’ y orexi, que es ‘apetito’, por lo que literalmente se refiere al “hambre por la comida correcta”. Según el especialista, esta conducta usualmente surge por adherir a creencias sobre alimentación saludable sin fundamento médico, las que tienden a propagarse por redes sociales.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la ortorexia afecta al 28% de la población de los países occidentales, principalmente a mujeres y adolescentes. Es importante aclarar que se trata de una obsesión por comer sano y no por perder peso, como es el caso de la anorexia o bulimia.
“No es simplemente una opción de preferir lo saludable frente a otro tipo de comida, sino que es una problemática que va desde conductas frecuentes de selectividad de alimentos a casos extremos de comportamiento, los que pueden derivar en desnutrición”, indica el psicólogo.
Además de los efectos físicos en el organismo, la ortorexia también puede impactar la vida social de la persona, dado que frecuentemente esta opta por no asistir a aquellos lugares donde no se vende la comida que consume. “El mundo social del paciente también se modifica porque usualmente este tipo de conductas interfiere en su vida diaria, favorece conflictos interpersonales y promueve el aislamiento”, señala Jaime Silva.
¿Quiénes la padecen?
El perfeccionismo y la obsesión son dos rasgos de la personalidad que contribuyen al desarrollo de la ortorexia. De hecho, el que padece esta condición dedica gran parte de su día a planear, comprar y preparar sus platos de comida.
“La personalidad obsesiva compulsiva es mencionada frecuentemente como un factor de riesgo. En mi experiencia, el perfil del paciente que tiene este problema suele padecer también otros trastornos de conducta alimentaria similares, como anorexia nerviosa”, sostiene el especialista.
Los que padecen de ortorexia solo logran estabilizar su autoestima y emocionalidad a través del control de la alimentación. “En este tipo de pacientes hay una combinación de una sensibilidad al estrés muy alta con una autoimagen muy dependiente del juicio externo. Así, la restricción alimentaria crónica funciona como un mecanismo de regulación de la afectividad”, sostiene el psicólogo.
¿Cómo combatir la ortorexia?
El manejo de este cuadro comienza por el área nutricional, dado que es necesario subsanar las carencias físicas y orgánicas que tiene la persona. Asimismo, es importante tratar la base psicológica que origina el problema. Por eso, es relevante que el enfoque sea multidisciplinario.
“En estos pacientes resulta poco fructífero modificar solo la conducta alimentaria, pues el éxito de estas modificaciones depende más bien de la capacidad que tiene el individuo de modular su propia afectividad frente a los desafíos que enfrenta”, explica.