La poca atracción por el agua, que la beben muy poco o que evitan a toda costa sumergirse en ella, son una serie de mitos en torno a los gatos que hay que derribar. Si un gato es acostumbrado desde pequeño a baños, lo tolerará sin ningún problema, siempre recordando que se deben dar baños esporádicos, ya que muy seguido puede afectar su pelaje y su piel.
Lo mismo pasa con el consumo de agua, si bien es cierto que el estilo de vida felina no requiere una gran cantidad de agua para sobrevivir, esto no significa que no suelan beberla. Los gatos siempre deben tener a su disposición agua limpia y fresca, aún mejor si cuentan con varios recipientes repartidos por la casa y separados del lugar donde tienen la arena sanitaria.
Francisca Montero, Médico Veterinaria de Royal Canin, afirma que "muchos factores influyen en cuanta agua beberá nuestro gato, pero los principales son la temperatura ambiental, la cantidad de ejercicio que realice, el tipo de alimento que consuma y su estado de salud. Se recomienda que puedan acceder a agua que se mantenga corriendo, como algún tipo de fuente o bebedero. Contar con un recipiente adecuado también es importante".
Estos últimos deben ser de un material que no sea poroso, como el vidrio, la porcelana o el acero inoxidable, así no se alteran las propiedades del agua, además de que se deben lavar constantemente para eliminar las bacterias.
Agua: elemento fundamental para su salud
El agua es un nutriente esencial para la vida y la buena salud de todo ser vivo. En el caso de los gatos, esta actúa como transportador de los nutrientes a través del organismo y ayuda a diluir la orina, lo que es fundamental para protegerlo de los cálculos urinarios, condición, junto a las patologías de las vías urinarias inferiores o cistitis idiopática, a la que los felinos son muy propensos debido a su pequeña uretra.
"Hay gatitos que se resisten a tomar agua, ya sea porque hacen poco ejercicio o porque la forma en que se les entrega el agua no les parece atractiva. Para ellos, una buena forma de hidratarse son los alimentos húmedos, que le permiten mayor humectación y palatabilidad, y que pueden ser usados como único componente de su dieta diaria. En el mercado existen diversas opciones, según condición de salud, raza o requerimiento especial", señala Francisca Montero.
Por otro lado, si nuestro gato comienza a beber más agua de lo normal y presenta signos como dolor, decaimiento o a orinar en lugares no habituales, hay que llevarlo al veterinario, ya que puede ser síntoma de alguna enfermedad que podría ser grave, como un fallo renal, diabetes o problemas hormonales. Es por esto que debemos prestar mucha atención a cuanta agua bebe nuestro felino y detectar a tiempo cualquier alteración en su rutina alimenticia.
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