Diciembre del año 2050. Vivimos una nueva ola de calor. Las máximas superan los 40 grados en Santiago, las sequías se incrementan en el centro-sur, mientras que los ríos se desbordan en la zona austral.

TV Tiempo informa de tormentas eléctricas, racionamiento de agua y cortes de electricidad en todo el país. 

El pronóstico no deja indiferente a nadie, pero hasta el momento es ficción “aunque podría ser una realidad si las condiciones no cambian”, advierte el meteorólogo de la Universidad de Magallanes y autor líder del Quinto Reporte del IPCC, Jorge Carrasco.

La predicción meteorológica, elaborada en conjunto con el equipo de TV Tiempo de TVN, se basa en el último Informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático. Del estudio se desprende que para mediados del siglo XXI las temperaturas subirán en Chile entre uno y cuatro grados; las precipitaciones se reducirán entre un 10% y 20% en la zona centro y sur del país y se incrementarán hasta en un 10% en la zona austral y el norte.

CAMBIO CLIMÁTICO YA SE OBSERVA

“Hay ya una concentración en la atmósfera de 400 partículas por millón de volumen. Sepan ustedes que lo normal es 280”, explica Carrasco, “es una cantidad nunca vista en los últimos 800.000 años del planeta”. Y es esta concentración de gases efecto invernadero en la atmósfera, generada por “el aumento de la población y la actividad industrial”, la que provoca los cambios en la temperatura y precipitaciones.

De hecho, en Chile, ya se nota el fenómeno, indica el meteorólogo, en la reducción de los glaciares, la disminución de las lluvias en la zona de Valdivia y el aumento de la temperatura en los valles y precordillera. Un cambio que conllevará consecuencias en la salud, en la naturaleza y en los sectores económicos como la agricultura y la minería.

AUMENTAR LAS ENERGÍAS RENOVABLES

Es difícil frenar el cambio climático. “Aunque hoy paráramos todas las emisiones de gases efecto invernadero del mundo, se tardaría 50 años en limpiar la atmósfera”, pero cuanto más se espere para comenzar a limpiar la atmósfera, mayor será la cantidad de tiempo necesario.

Siendo realistas, apagar todas las industrias es imposible hasta de imaginar. Por eso, el desafío que organismos internacionales adquirieron pasa por lograr que el aumento de la temperatura global no supere los dos grados a mitad de este siglo. “Para eso se requieren grandes acuerdos mundiales”, apunta Jorge Carrasco, “para disminuir los combustibles fósiles (mayores causantes de los gases efecto invernadero) versus un fomento de las energías renovables”.

La responsabilidad también compete a los gobiernos estatales, que deben generar políticas públicas que mitiguen los gases efecto invernadero potenciando las energías verdes. Asimismo, deben prepararse para un futuro con menos agua, enfermedades nuevas y una agricultura desplazada hacia el sur.

Y los ciudadanos también entran en esta lucha contra el cambio climático. Usar menos el auto y emplearlo de manera más eficiente, reducir la duración de las duchas diarias o apagar la luz y aparatos electrónicos son medidas sencillas que, sumadas, suponen un gran apoyo para el entorno.

La naturaleza tardará años en adaptarse a un aumento de la temperatura de uno o dos grados, aunque para nosotros baste con regular el aire acondicionado. Un gesto que podría salirnos caro, porque, al fin y al cabo, convivimos en y con el medio ambiente.