Hija de un general de la Fuerza Aérea y de una antropóloga, Michelle Bachelet Jeria abre un nuevo capítulo en la historia de Chile, al convertirse en presidenta reelecta. La historia de una niña que creció en La Cisterna, que sufrió el exilio y que volvió a su país para luchar por la reconquista de la democracia, sin saber lo que le deparaba el destino.
Llegó al mundo a los siete meses en La Cisterna, tras seis pérdidas de su madre. Le llamaron Verónica Michelle, pero con el tiempo se impondría el nombre de la actriz francesa que sus padres idolatraban, Michelle Morgan.
Pasó la infancia por las bases aéreas en medio de las premuras económicas no obstaculizó su felicidad. Dueña de un carácter tranquilo, serio y de no reírse en público.
A los 15 años sus padres fundieron sus anillos de matrimonios y le dieron uno a ella como una perla. Le dieron una gran fiesta y la estrenaron.
SU EXPERIENCIA EN EL AMOR
Al año siguiente, y en el marco de su primer pololeo serio, y una repentina enfermedad de su pretendiente la llevaron a inscribir en Medicina en la U. de Chile en tiempos donde Salvador Allende se imponía en las presidenciales, por quien no pudo votar por tener 16 años.
En los años de la UP compartió cursos de adoctrinamiento en filosofía marxista. Por las noches cuidaba la escuela de Medicina y se rodeaba de militantes socialistas. Cuando su padre fue nombrado como uno de los encargados de abastecimiento por Allende, su nombre y su figura comenzarían a ganar antipatías.
“Tiene el gran carisma que tenía mi marido de simpatía inteligente, organización y liderazgo”, dice Ángela Jeria.
DETENCIÓN Y EXILIO
“En enero de 1975 nos vinieron a detener a Michelle y a mi. Nos llevaron vendadas a Villa Grimaldi. Había 20 mil formas de torturas, vejaciones, sin alimento, encerradas en un cajón casi un mes. Fuimos expulsadas del país”, dice Ángela Jeria.
En enero de 1975, a los 23 años, se unía a la suerte de su padre y partiría a Australia donde Alberto, cuatro años mayor que ella, su único hermano. Pero la resistencia desde ese país era difícil; por eso se unió entre los dos mil chilenos que fueron acogidos en la República Democrática de Alemania.
COMPLEJA RELACIÓN CON JAIME LÓPEZ
Tras instalarse en Alemania, recibió la visita de Jaime López, a quien no veía desde septiembre de 1973. Con la desilusión de detenciones a cuestas, López volvió a Chile y sería desaparecido por la DINA.
A Michelle le costó reponerse. Quien la ayudo fue Jorge Dávalos, un estudiante socialista de arquitectura en Alemania, simpático y divertido que la conquistó. El 1977 se casaron en Postdam y nació Sebastián al año siguiente.
EL RETORNO
En febrero de 1979 aterrizaron en Pudahuel.
Luisa Durán, corredora de propiedades de esa época, les encontró una casa en una de las comunidades de Castillo Velasco, al lado de Ricardo Lagos.
En Chile, nacería su segunda hija Francisca pero vendría su ruptura matrimonial.
ROMANCE GUERRILLERO
Con sus dos hijos se iría a vivir a La Florida. Mantendría una relación con Alex Vojkovic, integrante del Frente Patriotico Manuel Rodríguez, un tema que los medios han escudriñado sin lograr vincularla.
Ya con la democracia, ejerció como epidemióloga en el ministerio de Salud. Conoció a un colega, Aníbal, médico broncopulmonar. A los tres año nació Sofía. Tras un largo por Europa, Michelle volvía a quedar sola.
Ordenada militante socialista, aceptó en 1992 ser candidata a concejala en Las Condes, donde sabría que no obtendría una victoria, todo lo contrario, sería una paliza.
MINISTRA
Ya en la época del presidente Lagos, la convierte a los 48 años en ministra de Salud con el objetivo de terminar con las “colas”.
Lagos, en una segunda reestructuración, la ubicó como titular de Defensa, siendo la primera mujer en ocupar el cargo.
PRESIDENTA BACHELET
Ya a los 54 años, la doctora Bachelet encaraba el desafió más grande su vida: ser candidata a la presidencia. Se había convertido en un fenómeno político en el que sucumbieron todos los actores de la política.
Tras los primeros meses, protestas estudiantiles y la mala implementación del Transantiago le hicieron caer su popularidad de 60 por ciento a 44.
El sistema de protección social se transformó en su bandera de lucha. Un sello inconfundible de su gobierno. Dio el vamos al Mundial femenino sub 17 e inauguró los estadios del Bicentenario.
Se retiró con los más altos niveles de aprobación, más que Lula y Obama. Ni el terremoto ni el tsunami fueron capaces de permear su liderazgo.
“Le tengo miedo a los terremotos” dijo alguna vez en una entrevista en TVN.
Su popularidad no lograría ser traspasada a Eduardo Frei y, a diferencia de sus antrecesores, tuvo que entregarle la banda a Sebastián Piñera.
ONU MUJER Y EL RETORNO
A seis meses de dejar la presidencia, el secretario de la ONU, Ban Ki-moon, la nombra secretaria ejecutiva de ONU Mujer, testera donde destacó en busca de las igualdades de género.
Renunciaría tres años después, porque Chile le estaba penando.
Y así, tomó la decisión de volver a ser candidata.