'Jallalla' es una palabra aimara que expresa esperanza, alegría, agradecimiento por la vida. Se usa al principio o al final de un acto espiritual . Ese fue el grito más escuchado cuando Gabriela Blas, la pastora indígena, condenada por la muerte de su hijo de tres años en el altiplano, salió de la cárcel tras recibir el beneficio del indulto.